El rojo mezclado con el amarillo da naranja. Y ese es un buen color, revivifica inesperadamente. Voy a intentar contaminar barrancos y balcones de esa alegría ácida llamada por aquí cempasúchil.
Con los humanos y con las ciudades me da pena estar de
visita. Es imposible ver una ciudad entera o a un humano completo, ni siquiera
se puede habitar un barrio, apenas funciona la brújula unas cuantas manzanas sin desimantarse.
En Santa María de la Ribera están estos días
las calles anaranjadas por el cempasúchil, ya conozco a muchos vecinos de todas las edades y eso me permite imaginar que conozco México. Conocerlo, ¡eso es otro deseo imposible! Solo los imposibles son deseos importantes.