viernes, 6 de junio de 2008

+Miedo




Jessi, nuestra benjamina, se estaba poniendo hasta paliducha del miedo ante la idea de hacer las noches sola en la gasolinera, se las he cambiado, me vendrá bien por muchas cosas , es un estupendo trueque (trabajar de noche, remedio infalible contra el insomnio, y más producción de serotonina, por ejemplo). Mi padre y mi madre han tomado el relevo y acompañan a casa a mi hermana, que también sigue tomada por el miedo.

Me llevo ese libro que me ha dado en el centro, que contiene el meollo y me ha abierto la espuerta, ¡estaba tan cansada de monologar y contar rollos y evidencias!. Dialogar necesitaba, sobre cómo abordar y anotar tantos significados de lo que estoy viendo, haciendo y viendo hacer. Discuto, me sorprendo, me reafirmo, me entristezco y llego a la catarsis con este libraco enorme al que ya le he dado la vuelta. Aún así no es un libro que os pueda recomendar, es un libro que me ha encontrado en el momento justo, gracias a la intermediación de Pepito
“Elogiemos ahora a hombres famosos” se titula. El texto es de James Agee, a quién no conocía de nada pero que fue el guionista de La noche del cazador o La reina de África. No me extraña. Las fotos, que ya conocía descontextualizadas y me habían impresionado, son de Walter Evans.

El miedo decía, pero miedo el que he pasado yo. Llevaba un rato leyendo los periódicos que tenía que devolver, encantada, cuando ha empezado a picarme un ojo. Ya todo ha sido seguidito, el ojo se hinchaba, el pómulo también, y me picaba la pierna, la palma de la mano y el labio. Picores estratégicos, que los conozco:¡ pero cómo soy capaz de olvidar el pánico!. Después de aquello y aquello y aquello debería llevar el antihistamínico incorporado.

El pellizco de ese libro, el que me ha dado en el centro, es que hacer consciente la inabarcabilidad de lo real es un arma recomendable.

Bueno ante la urgencia reacción y confianza. Lo primero abrir la puerta que me salvaba de los peligros imaginarios. ¿Cuántos kilómetros habrá entre mi cuello y un urbason?. Después llamar a Claudia, ella siempre está disponible para cualquier tipo de rescate:

-No te asustes, es solo un ataque de pánico, pero baja a la farmacia, pide antihistamínico y ven cuanto antes. He dejado abierta la puerta de los vestuarios.

Después llamar al 112

-Solo un poco mareada, pero no sé dentro de cinco minutos, otras veces urbason y adrenalina en dos ocasiones.

Ha llegado antes Clau, como siempre, a toda velocidad entre los camiones, con el antídoto, con la autoridad de niña grande:

-Leche a trago y tres pastillas.

Cuando ha llegado la ambulancia ya me estaba desinflamando.

Y he seguido la conversación con
James Agee hasta que ha llegado el Heraldo.