miércoles, 20 de mayo de 2009

Porque el cerebro es un órgano. Carlos Castilla del Pino o él, territorio límite.




Todos los que me conocéis me habréis oído decir que no creo en Dios ¡pero en la Neuropsiquiatría! Tengo mis motivos. Por eso estas semanas, en las que se puede elegir cadáver, yo elijo a Carlos Castilla del Pino.  

Me gustaba el ejemplo que ponía para explicar qué podía ser considerado trastorno de conducta. 

Contaba el caso de un dentista que a mitad de una implantación de prótesis le decía a su paciente:  

-Y ahora discúlpeme, pero me voy a ir a descansar un ratito.  

Era, además, un buen escritor, sin duda.