martes, 19 de enero de 2010

Sobre el queso duroblando

Últimamente me viene con frecuencia a la memoria aquel queso salvadoreño, el queso duroblando. Ahora mismo le decía a Ester, una alumna, que la vida es fácil-difícil. Nos hemos encontrado con un problemilla-argumento- agujero negro, de los que abarcan todas las gamas y que podría convertirse en una historia como las de Arthur Miller. Como el queso duroblando

Comiendo con Javier, después de dar dos vueltas al ruedo revisando menús en su peculiar barrio, que a mi no me parece un barrio sino un escenario con función interrumpida, me ha contado los problemas laborales de Mila con la riqueza semántica y la propiedad que lo caracteriza. Da de sí lo la entomóloga y el poeta:

Mila es investigadora y está especializada en escarabajos, por eso no la dejan pasarse a la procesionaria, aunque es una experta. Llegan sus sesudos proyectos y todos se los rechazan:

-Es la de los escarabajos, fuera-

Imagina Javier que dicen los del tribunal

Y como yo venía del Inem los problemas de Mila, que no dejan de ser serios para todos, porque cuando ves cómo le brillan los ojos si encuentra una procesionaria sabes que se puede cargar ella sola una plaga, me han vuelto a recordar el queso duroblando.

Imagen Frantisek Kupka