miércoles, 31 de diciembre de 2014

Una buena pregunta por si hay que cambiar de tema en la cena



¿Cómo podría, por ejemplo, una polilla que come lana australiana demostrar a las otras que existe Australia?

Italo Calvino

Que sea rica, la cena, la compañía, la noche. El año.

martes, 30 de diciembre de 2014

Sospecho que me repito, pero aún así.










Dulzura colosal

Dulce mi miel de besos siemprevivos
Alma de almíbar y manosusurros
Te amoro terriblesco de gozo fugitivo
Todo se acaba y somos melarquía
Nos amamos nos manos nos imamos
Másmás en la lactancia ambrosíaca
drogadictos de mostos suculentos
Seres labiales ningún otro opio
no nos satisfará la boca calda


Carlos Edmundo de Ory

lunes, 29 de diciembre de 2014

Fabio Morábito.












En la mañana oigo los coches
que no pueden
arrancar.
A lo mejor, entre los árboles,
hay pájaros así,
que tardan en lanzarse
al diario vuelo,
y algunos nunca lo consiguen.
Me alegro cuando un auto,
enfriado por la noche,
recuerda al fin la combustión
y prende sus circuitos.
Qué hermoso es el ruido
del motor,
la realidad vuelta a su cauce.
¿Cómo le harán los pájaros
para saber en qué momento,
si se echan a volar,
no corren ya peligro?
¿Qué nervio de su vuelo
les avisa
que son de nuevo libres
entre las frondas de los árboles?

sábado, 27 de diciembre de 2014

Loa a Los Borrajas.




Descubrí que estaba más serena que deprimida ayer, cuando mi hermana hizo un gesto y todos nos pusimos en fila al unísono, los chicos para el llevar el féretro y nosotras para coger las flores. Aún sigo teniendo esa intensa tristeza con paz, ese sentimiento que produce pasar un día con mi familia, convertidos en moléculas que se abrazan.

Los borrajas nos queremos sin fisuras,  los 20 primos, sus 16 consortes, su innumerable prole y sus consortes y sus hijos. María Jesús, que era la vecina pequeña de mis abuelos y mis tíos, dice que la artífice de tanta armonía fue mi abuela, que tenía una sabiduría natural.  David me dijo que mi madre era el núcleo y también que individualmente tenemos muchísimos defectos, pero juntos somos la maquinaria humana mejor engrasada que conoce.

Ahora me arrepiento de haberme perdido tantas bodas, ¡pero para qué me hice yo objetora nupcial! Parece uno de sus suaves castigos, sueño que voy a comprarme ropa para una boda con mi madre una noche sí y otra también.

Ayer, en nuestro cuarto funeral de este año, estaba pensando que tenía que escribir esto. Decirles, ya correrá la voz, que no me imagino estos horribes meses sin sus cuidados, sin sus abrazos, sin sus mensajes, sin sus llamadas. Que son una de esas fortunas raras los borrajas, y han sido la mejor escuela de convivencia y respeto que una pueda imaginar.

P.D. En la boda de mis bisabuelos había ternasco, cosa extrañísima en la época, pero contando con que la bisabuela Lamberta ya era transportista, se dedicaba a hacer recados de Utebo a Zaragoza con un burro y un carro, pues la mujer que era viva lo consiguió, pero parece que al otro, que era miope y "más desustanciao que el agua fregar"  se le ocurrió decir "yo lo que me comería es un plato de borrajas" y desde entonces está aumentando la mata, a estas alturas nos encanta ser los borrajas.

En la foto unos cuantos artífices.

martes, 23 de diciembre de 2014

Otra manera de espantar la mufa




 
 Es recordar a los amigos, imaginarlos vivos y felices, disfrutar los reencuentros por adelantando.

Se me ha aparecido casi entera la conversación de una tarde de cocina con Enrique, y por ahí he llegado a la primera vez que los dos nos dimos cuenta de que estábamos empezando a conversar, después de haber hablado muchas, muchas veces.

Leerlos y relerlos, a los amigos ausentes, se convierte entonces en un rito íntimo y necesario.



Niña que da la espalda en un cuadro de Paul Delvaux
.
.
A Beatriz, que me regaló el verso
“Turbas de miradas turbias”

Era la aporía de la liebre y la tortuga,
y por más que troceaba el tiempo como en un cumpleaños
se llevaba la lluvia a la niña que da la espalda
en un cuadro de Paul Delvaux.
La luna que salta de un polígono agorafórico de De Chirico,
los raíles que cruzan los hombres-libro y Clarisse McClellan,
pero que no cruza la niña que rescató Dante de su infancia-infierno de Carroll
y Barrie adoptando gatos y perros y pillos aquí os mato de las calles victorianas.
Muecas de la muerte en los cuadros de James Ensor,
partidas de ajedrez de Bergman y brillantes jaques mate.
La niña que da la espalda en Delvaux Station,
que espera trenes que no pasan de Magritte.
.
.
Enrique Mercado

domingo, 21 de diciembre de 2014

Potpurrí de memoria involuntaria y meditación faroniana mientras relleno los chipirones.






Otro recuerdo de otro molino.

Hacía muy poco que me habían llevado a ver “Moises” y seguía perpleja con la imagen en la que se abren los mares. Poco después estábamos cogiendo renacuajos cuando un brazo nos agarró por la cintura a los tres y nos sacó volando antes de que la inmensa ola se nos llevara debajo del puente, me pareció una boca gigante ese día la tajadera del molino. Y así fue como mi tía Emma se convirtió en mi heroína. Lo sigue siendo.

(Algunos días me sacan a pasear a las once de la noche, un día hablamos de alguien que nos caía mal y Elisa le pregunto ¿y a ti?
-Pues me caía fatal, pero ahora me caé como todos.
Ata cabos.)

Ayunos de cocinera.

-Mientras los Faroni fallan me he entregado a la pornografía, llevo desnudados cuatro huevos, cinco cebollas y por lo menos cincuenta cefalópodos. ¡Qué crueldad supera la de rellenarlos con sus propias patas! No he podido recordar ningún cuento de cefalópodos en los Faroni de estos años, pero seguro que hay. Me he acordado de uno de Bioy Casares muy bueno. “El calamar opta por su tinta” y de este de Ana María Shua:

Los calamares no me atemorizan. En señal de amistad, trenzo y destrenzo sus tentáculos. Después de todo, soy casi una de ellos: yo también sé jugar a esconderme con nubes de tinta

Y de

El calamar es el tintorero para los lutos de los peces.

Que decía Gómez de la Serna.

(Cocino por control remoto, la meta es que digan: está igual. Lo he conseguido un par de veces pero sabía que me faltaba un ingrediente, la radio, mi madre siempre escuchaba la radio en la cocina, subsanado.)


Sin epitafio.

-Mi padre ha terminado por fin la lápida de mi madre. No había ninguna que le gustará y eligió aquí el jarrón, allá las letras y por tradición una virgen del Pilar. Estoy segura de que lo ha hecho para seguirla oyéndo mientras agujereaba el marmol:

-Matías, te eternizas, no sé por qué te empeñas en hacerlo tú todo con esas manos que tienes.¡Ay que manera de complicarte la vida!

Cuatro meses después podré volver a entrar en esa habitación.


In London.

Don Antuan, en quién tanto confío, me ha recetado Iam McEwan para estas navidades. Inés y Luis también vienen de allí casi directos a merendar el martes, parece que la atención geográfica para estos días está echada.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿Y el peso de la atención?




Benito del Pliego
 

 Hay un método de aprendizaje que está imbricado con lo afectivo, porque la unidad de peso del cariño es la atención.

 Tirando de ese hilo me he acordado de Benito del Pliego, de quien tanto aprendo, y he encontrado a  Bruno Montané


 
UNA BELLEZA OCULTA

Atrapamos la respiración del tiempo
y se ilumina el centro de la pregunta.
Imprecisa pero enérgica curva
que desciende por el ojo del huracán.
Las líneas del poema esbozan
una exacta estratigrafía y las huellas
desprenden un aroma gestual
de una entereza casi inextinguible.
El tiempo se exhala a sí mismo y nosotros,
ateridos, vivimos junto al pozo
de nuestra más sudada luz.
Respiramos el latido que se acaba,
caminamos en el centro del tiempo que,
sordo e inabarcable, brota de sí mismo
sin dejar de hacer preguntas,
mientras anuncia, una y otra vez,
el agujero dejado por las palabras,
el sentido de la belleza más oculta.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Desde aquí






Yo no tengo biblioteca, el concepto de biblioteca implica orden y, como decía mi madre, esto parece la cueva de Ali-Baba. Siempre son los mismos libros los que me dejo cerca, y parece que tienen el baile de san vito, entran, salen, suben y bajan, tornan y vuelven a la estantería cuando termina la reunión de la pila en la que estaban, y se colocan en cualquier lugar y con cualquier vecino, sólo exigen sentirse rectos de vez en cuando. A veces están fuera años, hubo una fuga hacia casa de Ester, otra hacia casa de Sonia y, no sé por qué, pero los espero estas navidades. Los echo de menos aunque me entusiasma prever el felicísimo reencuentro.

Los que quedan a veces duermen juntos la siesta.



Así he encontrado a Carson McCullers con Gastón Bachelard, al acercarme y darles la vuelta los he oído.

Como centramos todas nuestras reflexiones sobre los problemas del espacio vivido, la miniatura procede para nosotros exclusivamente de las imágenes de la visión. Pero la causalidad de lo pequeño conmueve todos los sentidos y podría hacerse, a propósito de cada sentido, un estudio de sus “miniaturas”. Para sentidos como el gusto y el olfato, el problema sería incluso más interesante que en el caso de la vista. La vista abrevia esos dramas. Pero un rastro de perfume, un color ínfimo puede determinar un verdadero clima en el mundo imaginario.

Estaba diciéndo don Gastón, a lo que Carson, molesta porque no le había prestado atención casi al oído, le ha respondido fingiendo que hablaba con otro.

-¿Cuántas variaciones hay en un sobreagudo?
-¿De qué vibraciones hablas?
-De las mínimas resonancias infinitesimales que vibran cuando tocas el do medio u otra nota cualquiera.
-No lo sabía.
-Bien, yo te lo estoy enseñando.
-Hay sesenta y cuatro vibraciones en el sobreagudo y otras sesenta y cuatro en el bajo
-¿Y qué?
-Simplemente te estoy diciendo que oigo cada minúscula vibración de la escala diatónica desde aquí.



domingo, 14 de diciembre de 2014

La estupenda locurita de la tata Inma.



-Tú no te acuerdas de cuando nos conocimos en el París de los 20, pero llevábamos el pelo cortado igual. Entonces salíamos mucho, no me extraña que en esta vuelta seamos más caseras. Sobre todo íbamos a muchos bailes, yo más que tú, porque entonces eras una escritora que publicaba y trabajabas más que yo, por eso bailo mejor que tú, Martita, porque llevo unas cuantas reencarnaciones ensayando. Con tu madre no te apures, yo he intentado hablar unas cuantas veces con ella y siempre me dice “a su tiempo Inmita, que estoy muy ocupada” Ya la conoces, llevará menuda marcha. Tú dime qué te duele y te haré un reiki a distancia.

 -Me duelen las muelas, tengo cistitis y gripe.

-Madre mía cuántas cosas, ahora mismo no tengo fuerza para tanto pero en un par de días te llega.

sábado, 13 de diciembre de 2014

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Para mantener la fulguración de los misterios.




Sigurdur Gudmundsson




"Creo en la idea de eternidad que logro abarcar". Dice uno de los personajes de Carson McCullers.

Por eso estoy tan cansada, de tanto intentar ampliarla, le apostillo

martes, 9 de diciembre de 2014

Monólogo desordenado sobre las tecnologías y los otros diálogos



Emma Frost


Me encanta la geometría, acabo de leer un artículo sobre Fb y aquí estoy haciendo mis cuentas para convertirlas en un dibujito.

Luego he pensado también que me gusta mucho chatear con los cercanos. Tiene un nombre bien feyo eso que puede resultar tan rico, a “chatear” le viene la mala fama del sonido, pero permite comunicarse en un tiempo abierto que relaja. Me explico.

Creo que serán otro género las conversaciones escritas, hemos ido aprendiendo a hablarnos-escribirnos al suave, despacito y con buena letra, pensando, borrando obviedades, mientras hacemos otras cosas, en otro tiempo de atención, respondiendo a veces horas o días después. O a quedar para tomarnos un té y hablar concentradas y seguidito un par de horas Kivu-Utebo. O a mantenernos al corriente de los avances y retrocesos Utebo-Acajutla. Y ahora me acuerdo de una noche vieja que pasó de solitaria y aburrida a un fiestón agrícola-poético con Vladimir.

Siempre me planteo rescatar fragmentos de chat para guardarlos aquí. Y quizá reescribirlos, pero poco.

Uno de ayer con Tati:

-No llego a ningún sitio con un adjetivo como absurdo, cuéntame alguno.
-Ayer mi tío Jacinto me dió ochocientos euros por conseguirle palillos de contrabando.
-Pero eso no es un sueño, es un micro.
-Porque lo digas tú. Pero al menos tengo liquidez onírica.
-jajaja

Y desaparecimos. Podemos chatear años seguidos todos los días y luego dejarlo y pasarnos a la vida real, o al teléfono, hasta a Fb, esas danzas son sobre todo con la Santón. O callarnos hasta que nos reencontramos física u oníricamente y luego dedicamos un mes a ponernos al día, los poéticos silencios de la niña B.

Cada canal tiene sus torturas y sus encantos, denostar uno equivale a decir algo como "este teléfono no dice más que tonterías" . Y es que todo depende.

Pd. Por si hay curiosos, voy llegando a conclusiones.
De mis amigos desconocidos personalmente hay tres que ya puedo llamar asi: Isabel y Joaquina, que llegaron del blog, y Aurelio. Con Isabel compartía a dos amigos reales importantes para ambas, lo descubrimos luego, Aurelio es amigo de Isabel y de un amigo real. .¡Con Juaquina ya he pasado una tarde!

Otra Posdata:
La simultaneidad sí importa, mientras escribo esto Vladi aparece en forma de me gusta y no puedo evitar decirle corriendo porque sé que está:

-Telepatía chavo, acabo de ver esta foto y te la mando porque me ha provocado un ataque de optimismo. No porque esté sexi, que lo estoy (Almuñecar se llamó antes Sexitania, así que el gentilicio es sexi, incluso hay un parque del loro sexi) Te la mando para que veas la altura del judiar, la fertilidad del barranco. Lástima que no puedas ver lo que yo estaba mirando ¡las calabazas convertidas en abalorios de aguacatero!







lunes, 8 de diciembre de 2014

Nocturno


Pierre Dubreuil

Nocturno 

Las sombras se alborotan al desmirar la atrofia de la urbe,
donde no existimos en realidad.
Gira la esfera azul (oh tercero de los mundos)
reacomodando el fin en lo que acaba de culminar.
De ahí los lenguajes con rictus de terror,
de ahí las manchas de sed en plena garganta ecuatorial,
lo gris en lo gris,
de ahí que amor nos deja solos para dar cuenta de sí.
Negro trajín de muerte en el baile de las rosas.
No ves los esmaltes tornasolados de la flor,
sólo espinas contra opacos firmamentos.
De ahí también el hierro al rojo que se aproxima
un paso y, en el otro, fija fuego en el carbunclo.
Ardes en fiebres multicolores, prendida desde
los vientos de tu sueño.
Y en mitad de la noche te tiendes hacia arriba,
volátil  e intocable.
Y en mitad de la noche te tiendes hacia abajo,
calibrando el logos en luchas intestinas.
Yo callé al oír tu voz en mi canción.
Siempre vi en ti el mar
-y no al tiempo-
sonriente como el amor.
No me preguntes cómo dorar el corazón,
o cómo percibir su música dando una,
o varias veces, la vuelta.
Vamos, el cielo tiene playas dónde
quebrar esta falsa verdad.
¿Dónde sino el loco Yeats adulteró
la alegoría platónica?
¿Y Prufrock dónde quedó boquiabierto
ante la dama del columpio,
alucinante de Fragilión y Príapo?
Es la misma costa donde saltan
las aguas sopladas por Lezama,
y los rumores se desconocen del origen.
Vamos, no sabrás de otra eternidad

Maurizio Medo

domingo, 7 de diciembre de 2014

Otra casa tomada o Ruidera perequiana



Sigo sin saber cómo tienen la cara los miembros de la pareja que está metida en mi habitación y en el baño, pero quiero que se divorcien de una vez , además de gritar tienen unas voces horribles. En la cocina me suelo encontrar con tres niños que cantan jotas y con las carcajadas y el tendedor de colorines de Marcia, pero, si siguen subiendo el volumen los otros, voy a tener que aprovechar cuando se vayan para preparar mucha comida y congelarla. La de enfrente es sorda, qué envidia, y acaba con todas mis intenciones cuando, en el momento más inesperado, lanza su inmunda tele contra nuestro salón, el del tercero escucha máquina, y paso momentos horribles cuando hace palpitar todo el edificio mientras suenan las noticias de la uno.

Quedé con Pilar Adón, a quién quiero mucho y con quién comparto, entre otras cosas, la dolencia. Me alivió constatar que no exagero (vos tenes complejo de gorgona, no lo niegues chava, acabo do oír).

No tengo dudas, el oído es el órgano de la escritura, pero la hiperacusia es uno de sus peores enemigos.

¡Si oígo el cliclicli del papel del water de los vecinos! Cuando no puedes escucharte es imposible escribir siquiera una notita para dar las gracias por toda la luz que entra por esta ventana. Menos mal que se han debido ir todos de puente. 

Por aquí estamos ensayando para hacer como que no va a ser navidad, hemos empezado hoy, haciendo como que no es domingo.



sábado, 6 de diciembre de 2014

Fatiga onírica




 Cao Guimarães
  


Anoche soñé tanto que voy a tener que mantenerme un par de días despierta para poder descansar.

martes, 2 de diciembre de 2014

Mnemosine, una impostura y nosotras.






 
 
El sueño de cualquier narrador es estar empantanado de memoria involuntaria porque entonces da igual lo que cuenta, lo cuenta en un estado de gracia-sale como si hubiera tenido dos vidas, una para vivir y otra para aprehender lo vivido-. En ese estado, por nímio que sea su motivo, está anotando con la mano en el entrecejo, con ese gesto que traducido significa: “quiero verrrrrr”. 

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No fue antes la foto, fue antes la frase, mientras le preparaba a Mapi un pollo a la cerveza:
-No me gusta nada cómo estáis-dijo (Mapi estaba deprimida y yo volvía cansada de Chalate). Me da igual que sea mentira, pero el día que yo os diga, seguramente la semana que viene, os necesito una tarde.

Y fuímos y nos disfrazó. Nos mandó a la peluquería, de hecho a esas las llamábamos las fotos Loreal. Nos maquilló, sugirió qué debíamos ponernos, me colgó sus perlas, nos puso tacones, y nos mandó a casa de Francisco para que nos retratara.

Si algo me parece redundante es que la gente ponga fotos suyas en su casa, pero nos colgó allí, por separado. Hoy he encontrado una en la que estamos juntas. Ahora entiendo porque mi hermana se ha pegado la vida diciendo:

-no me mireeeeeeeeeees.

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P. D. De la memoria voluntaria casi siempre provienen vulgaridades, no lo digo yo, lo sabía Proust.

lunes, 1 de diciembre de 2014

+Preguntas infantiles.








Tengo un parque infantil en la puerta, hay ratos en los que es una desgracia, chillan como conejos, pero  al final compensa. Ayer, que tampoco paró de llover, una niña, de no sé qué edad porque me la tapaba la palmera, dijo:


¿Y el cielo está pegado o suelto?