Pejac
Desde la ventana
Estaba casi callada ayer la plaza, a pesar de que el día era
esplendido. Hay tardes enloquecedoras, los chicos, y algunos padres, chillan
como conejos. Tanto que hasta prefiero que llueva para disfrutar de un poco de silencio. Pero
ayer estaba raro el sonido ahí afuera. Se oía una voz rectora de vez en cuando y sonó al menos diez veces la palabra ganador.
Ni me asomé para ver quién era el del ordeno y mando. Ya le había pillado
suficiente manía sin ponerle cara. Me obsesionó después la impresión de
que, con tanta competición, la mayor parte de los niños se habrían ido a casa
convertidos en fracasados prematuros.
¿Qué deseo reproducir, proyectar, conservar?
Ordena esa pregunta, venga, que es como lo de parar, templar
y mandar, que siempre se te desbarata.
Hay que empezar por elegir. Ahora es lo más difícil, todo
está programado para hacernos creer que elegimos, pero qué va, como Viridiana, entre
garbanzos iguales.
Fobias
Unos cuantos me resultan tan desagradables que cuando dicen o
escriben algo con lo que estoy de acuerdo me pongo a cuestionarlo. Usan un
tonito que es como si amurallaran para uso propio cada idea.
También están los otros, los que me devuelven las
convicciones robustecidas, menos mal.
Prácticas de riesgo
Cené con mis padres el sábado. Ven los debates de la cinco y
de la sexta. Los dos al mismo tiempo.
Me empezó a parecer que estaba en un planeta extraño.
Creo que esto ya no es ni un país, se ha convertido en otra cosa, tosca, torpe,
torticera. Autista
-Cómo no se va a entender que se merezca un sueldazo un
registrador de la propiedad
Dijo uno, y empezaron a pitarme lo oídos, pero de verdad, y
tuve que irme.
Sueldazo se merecen los basureros. Los que hacen lo que
nadie quiere hacer.
Está todo al revés
Mecánica onírica
Por culpa del teléfono nuevo paso los sueños con el dedo, y
algunos no se abren.