jueves, 13 de noviembre de 2014

Efemérides o todo empieza un poco antes.






El día de la ofensiva inauguraba una librería, por primera vez todo estaba listo a tiempo, pero cuando llegué con el ramo de flores descubrí que los libros habían succionado el aceite con el que estaban pintadas las estanterías y ya todo fue caos.

Por la tarde, mientras volvíamos a colocar los libros, oí unas cuantas veces.

-Marta, a lo que estamos, ¿ahora qué haces viendo la tele?

Había por allí una tele diminuta en blanco y negro a la que no podía quitar ojo, ¡los guerrilleros salvadoreños se estaban tomando la ciudad a la brava! y yo sentía una mezcla de euforía, miedo, dolor y alegría.

Como si adivinara que mis futuros amigos estaban por allí, atravesando San Salvador con buitrones de casa a casa, como si supiera que era en Ayutuxtepeque y en la Zacamil la gran balacera.Como si ya intuyera que me esperaba un relato interminable de lo que estaba ocurriendo esa noche.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

¿Y si el problema no es la pobreza, sino la miseria?





 Aunque los pobres no tengan otro remedio que ser miserables alguna vez (bueno, con frecuencia), la miseria también es patrimonio de los ricos, la saben administrar y degustar más y mejor.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Recuento de cosas








 
Ante las dificultades para pensar me puse a ordenar cajones, que viene a ser lo mismo. También clavé en la pared esas pocas cosas que, descolgadas, cifraban mi provisionalidad: el altarcito que me ha ido componiendo la niña; la diosa africana, el falo gigante convertido en bramadera, el collar wayuu y la palmera con columna vertebral.Un Santón arácnido y una foto maravillosa que se dejó Mara y este año tampoco volverá a su dueña. Y la foto de Lezama Lima, claro. Se me olvidaba el ajedrez que treinta años después huele a Marruecos, el calidoscopio que hicimos Blanca Carlos y yo, y la vasija maya que me regaló Fran.

Ya puestos arreglé la mesilla:


viernes, 7 de noviembre de 2014

La Unidad de Cuidados Intensivos para nosotras está en la ribera




Ayer me llevaron Emma y Elisa. No se puede tener mejores cuidadoras. ¡Todavía no ha llegado el otoño y ya es invierno!¡cuántas rarezas!

jueves, 6 de noviembre de 2014

De los vehiculos de las palabras.



Ernesto Rancano

No hay sentencias máximas ni aforismos de los que no pueda escribirse la contrapartida, dice Paul Léautaud.

Lo que se escribe es lo que no se puede decir hablando porque es demasiado verdad, dice María Zambrano.

Si, como sostiene Léautaud, lo contrario a cualquier sentencia también es cierto, de lo que no se escribe es de lo que no se puede decir sino hablando. Además sospecho que es en la conversación donde se cocina esa “demasiada verdad” a la que alude Doña María.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Somos como nos contamos.



Paul Apalkin


Rosa pasó por la puerta, tomamos una cerveza y me pareció que habíamos tenido una reunión de alta costura, se empezaron a unir retales y me hizo, sin saberlo, el mismo encargo que las Lolas: que busque todos los recursos para usar la narración como curación, la palabra como medicina.

Anteayer por la mañana decidí escaparme, para no ir al cementerio me convertí en Pablo, un estudiante de derecho de 21 que acaba de llegar a Brasil y está siendo volteado por las palabras y las dudas y la sorpresas. Concentrarte en lo que escribe otro, palabra por palabra, poder leerlo con él, crea una distancia privilegiada que en ocasiones logra que te olvides de ti.

En lo psíquico, como en lo físico, es difícil acercarse a los que tienen un sufrimiento enorme. ¡Ay, no me toques ahí! Oigo y digo continuamente. Es muy difícil entenderse y entender. Pero en uno de los peores momentos vino Mercedes Morlas, venía de visitar las tumbas de nuestras madres, subía las escaleras con toda mi infancia a cuestas, pero también con un talego enorme de madurez y bienestar. Y el día anterior vinieron Concha y Pedro, y hasta cenamos con mi padre.


jueves, 30 de octubre de 2014

Ayer, antes de recoger su ropa.







Amanecí con cinco años, llevaba coletas y bata, estaba mirando las aguadas del azulete en la bañera, pidiéndole que tardase un poco más antes de batirlas con el brazo y meter las sábanas.

martes, 28 de octubre de 2014

Hipocondria otorrino-patriótica





 Taylor James

En algún sitio he leído que las cuerdas vocales se mueven mientras pensamos, y que si le das al magín sin parar o gritas en silencio terminas con ronquera, eso explicaría el tremendo dolor de garganta y de oídos de estos días, y también que todos los que me rodean estén igual. Quizá lo que tenenemos no es la gripe, es una sobredosis de noticias nacionales.

sábado, 25 de octubre de 2014

De la selección de los motivos y su tiempo de cocción.

Lorna Simpson


El de la selección de los motivos suele ser para mí el momento más arduo, una de dos, o se me acumulan y me siento paralizada, o se esfuman todos al mismo tiempo. Me sucede con frecuencia que, mientras pico cosas menudas en la cocina, oigo lo que voy a escribir del tirón. Pero luego llego aquí y escribo otra cosa. En el molino escribo mientras guiso, y aquí no veo por qué no puedo hacerlo.

Preparar la cena en su cocina es volver a escucharla nitidíta: 
-Tú mucho pío, pío, pero tampoco te comprometes.
Recordarla en el bar, un día que Pascual y Nati pidieron el café con leche cada uno en una punta de la barra, y la Arse les puso los cafés en el centro y dijo:
-Tened un poco de talento, comunicaros bien, que no os hemos votado para aguantar vuestras rabietas.
No sé si la escucharon, sospecho que no, a esas alturas ambos estaban entrenados en esa sordera que es conditio sine qua non para ser político.
-En todo caso, hija mía, hace falta no sólo cultura, sino mucha subcultura para involucrarse en esto, y no te encuentro preparada. Pero me cago en la leche Marta, yo en tu lugar hubiera sido una mujer de acción.

Hablaba de la elección de los motivos y los míos ahora podrían ser: “Gratísimo regreso a Casetas y a la taberna de Chueca: Paula, Nines, Miguel, Almenara y los abrazos de siempre”. . “Más preguntas: ¿Si hay tantas maneras de manifestar el dolor, serán también innumerables las que usamos para expresar placer?” “La tarde con Joaquina: ¡por fin! ¡después de tantos años de ser amigas íntimas de blog! y el gusto de compartir con una psiquiatra el concepto de salud mental”. “La querencia: ¿Por qué volvimos a cenar Leire y yo a esa terraza, sin darnos cuenta, en el fragor de la indignación con la mesa Colombiana?”. O quizá: “Las largas y sorprendentes conversaciones telefónicas con mis primos y mis tías”. O “Los reencuentros” o “El engrosamiento de las pieles que no disfrutan erosiones” o “El pichi se ha despertado con hambre”.

Y hablando de cenas. Estuvo rebien la de anoche. Estuvimos viendo mi padre y yo a unos tertulianos y nos inventamos un juego para pesarles el lenguaje. Ni estrenamos la balanza.

Luego, mirando el Fb, el dedo se me fue sólo, sólo, sólo, como en una ouija, y mamá gata me mandó de una patada en el culo a la asamblea de Podemos en Utebo.


jueves, 23 de octubre de 2014

No es exacto que mienta sobre la temperatura.





Es que tengo el termostato roto y me muero de calor y de frío a destiempo.

Creo que la frase preferida de mi madre fue: ¡qué rica fresca! Yo también saludo todos los años con un gran placer al frío de fuera y a los calcetines. Ayer dejé la ventana abierta para poder sacar la manta y la chaqueta más queridas y volver a abrigarme.