domingo, 9 de noviembre de 2014

Recuento de cosas








 
Ante las dificultades para pensar me puse a ordenar cajones, que viene a ser lo mismo. También clavé en la pared esas pocas cosas que, descolgadas, cifraban mi provisionalidad: el altarcito que me ha ido componiendo la niña; la diosa africana, el falo gigante convertido en bramadera, el collar wayuu y la palmera con columna vertebral.Un Santón arácnido y una foto maravillosa que se dejó Mara y este año tampoco volverá a su dueña. Y la foto de Lezama Lima, claro. Se me olvidaba el ajedrez que treinta años después huele a Marruecos, el calidoscopio que hicimos Blanca Carlos y yo, y la vasija maya que me regaló Fran.

Ya puestos arreglé la mesilla:


2 comentarios:

Rafa dijo...

En realidad nunca hay nada,los objetos solo son soportes de memoria y de estados de animo. Talismanes, amuletos, que no pueden ocultar que estamos solos y somos muy fragiles.
Quizas la fragilidad es la que nos permita volar..........
Un beso

Marta Sanuy dijo...

Todo verdad: voy tener que ir al médico un día de estos, tengo uno que cuenta chistes que fortalecen y además hace mucha compañía.

besos