Al tópico del valor de la experiencia lo suele sustituir el de la potencia de la imaginación; pero cuando alguien te dice que se puede viajar desde una habitación desconfía, no quiere más que consolarte, y tampoco ha entendido nada
Bruno Shultz no se movió apenas de Drohobycz porque desde allí él veía bien el microcosmos, la quietud le permitió describir el vértigo de lo minúsculo sin aturdirse, y hasta le dejó tiempo para ahuecarlo con su levadura verbal. Siempre fue, en su ciudad natal, uno de esos hiperestésicos sedentarios que vagan, confundidos, entre los muchos sedentarios que creen ser hiperestésicos.
Lo que se expande sin remedio suele ser apenas visible. El quid para verlo es estar quieto en algo, seguir contando, quizá, disfrutar de estar atento.
La imagen es de Cy-Twombly
3 comentarios:
Yo, querida Marta, hace tiempo que he dejado de buscar reglas sobre si para un escritor es mejor viajar o estarse quieto o tener muchas experiencias o escribir de oídas... Conozco gente que escribe muy bien y que lleva años veraneando en el pueblo y otros que han hecho viajes a Tailandia, a Japón, a Australia y hasta a Guipúzcoa y no son capaces de contar con palabras lo que han visto...
Creo que cada uno se apaña como puede. Lo importante es tener ganas e interés por las cosas
Totalmente de acuerdo Miguel, yo creo que anoche me disparé en esa dirección sólo porque estuve leyendo sobre el ambiente provinciano de Shultz y recordé a un reputado pope literario que una vez me dijo:
-con las oportunidades que te di y mira en lo que te has quedado.
Y a partir de entonces, siempre que me ve pregunta con retintin:
-Y tú, ¿aun vives en Utebo?
Lo gracioso es que el desde siempre vive en el pueblo de al lado.
¡Tú si que te apañas bien!
buen fin de semana
Marta, que eso de quedarse quietos
y poder contarlo, me hace recordar
al músico Agustín Lara, quien sin
haber visitado nunca Madrid, le
escribió ese chotis maravilloso,
y nos hizo adorar a la bella ciudad. Claro que la visitó mas
tarde.
La literatura nos ha llevado por
tantos y tantos lugares imaginarios, que únicamente
existieron en la mente del escritor, pero qué maravilloso
resultó recorrerlos con él.
Te hablo como lectora, por
supuesto.
Un abrazo y feliz fin de semana.
BB
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