martes, 11 de noviembre de 2008

Más memoria, más Centroamérica y más Inés


Marisa y Guillermo se han ido al molino. Me he acordado de aquella nota que encontré en una nevera: no hay nada más placentero que tener una casa para que tus amigos puedan ir a descansar.  Ya esta. Ya la tengo. ¡Oh Molino!. Se han llevado cajas vacías para recoger fruta y yo me he quitado un peso raro de encima. Me duele en un sitio indeterminado cuando imagino la fruta pudriéndose. ( recuerdo de Chalatenango dónde siempre estaba o muy verde o muy madura y todos tenían, bueno teníamos, hambre)

Ya dije que Inés se iba y volvía. Y aquí está, como un huracán.  Y casi he vuelto, leyéndola, a aquella manifestación de maestros en San Salvador, rodeados de militares apuntando desde el tejado del congreso. Y a las escuelas populares, y he visto a Clara, aquella chica de dieciséis años que dirigía una escuela con sensatez. Los maestros populares van a ser segurito la gente más hermosa que voy a conocer, los mejores conocedores de una clave importante, la de enseñarse en cadena y porque sí. 

Leer a Inés me ha devuelto al impacto de los primeros días, hay que aprovechar muchísimo al principio. El pensamiento presocrático es tan importante porque es el del asombro, todos somos presocráticos cuando percibimos y pensamos algo por primera vez.



Las imagenes son de Do-Hosuh

4 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

¡Impactantes las imágenes! No había caído en lo que era la primera hasta que no he visto la de abajo. Bueno, imagino que eso le pasará a todo el mundo, pero yo me he quedado impactado. Tomo nota: Do- Hosuh

Luis Alvarenga dijo...

Y entonces te encontré en Radio Francia hablando sobre el relato hiperbreve...

Marta Sanuy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Marta Sanuy dijo...

Estos sitios son para hablar si señor.

Pero impactantes eh Miguel, vimos la exposición hace, no se, tres o cuatro años, Blanca y yo, y no recuerdo si volvimos dos veces o le faltó poco.

¡No quiero hablar de política ni de economía!de "esto" vaya. La cosa.¡No quiero empezar a soltar por estos deditos. Que lo mio es como lo del gaitero de Alicante: un maravedí para que empiece y diez para que acabe.

Así que busco imágenes presocraticas para desahogarme.

Don Luis Alvarenga que honor.
Me despertaron a mitad de siesta los de RFI, sería para que pudiera aparecer por sorpresa en tu oreja diciendo pendejadas.

Tu te me apareces también con frecuencia; vos sabés.¡Y fijaté que casi siempre vamos en ese microbús que nos rescato milagrosamente enfrente del hospital Rosales!¡Mon dieu que nos pasaría aquella noche en aquel semáforo!¡De que hablaríamos Luis!

Bueno, si, ya, de poesía, o quizá habíamos recitado otra vez a dos voces capítulos enteros de Paradiso.

Un achuchón gordo, y ya sabes, aquí me tienes, otro abrazo para Vladi.