viernes, 13 de septiembre de 2013

Grandes encomiendas.


Hoy, un viernes cualquiera que yo he creído sábado desde tempranito, he asumido la tarea de estrenar y administrar el ebook colectivo. Reto borgiano.

Luego me he fijado en esa tortuguita: ha ido ganando carácter. 


jueves, 12 de septiembre de 2013

La botadura de invierno


Por fin bajé ayer a la civilización después de un mes y un poco, y llegué en el momento exacto para asistir a la decadencia post vacacional en todo su jugo. Desde chica me atraen los lugares cuando se quedan desiertos, siempre me quedaba la última para ver el aula vacía o esperaba hasta el final de las fiestas como si los vasos y las mesas mostosas me fueran a transmitir un importante mensaje.

Me produjo un sobresalto estacional ver el chiringuito convertido en piezas sueltas,  esperando a una barca en la orilla. Un poco más tarde llegaron Justo y sus parroquianos remando y sólo nos faltaron un par de acordes de su saxo para adornar ese momento de absoluto, la botadura del invierno.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Gin-tonic con duranta.



Estaba recordando la fiebre de los gin-tonics pijos mientras me preparaba uno de los de toda la vida,  no todo es sabor, pensé, el aguijón del limón,  recién cogido, enfrentado con el color de la duranta, quizá puedan derribar convicciones viejas. Aunque seguro que será una combinación  para disfrutar sola, con la concentración que requiere asistir al chisporroteo del añil y el amarillo, titubeé.

Iba a mitad cuando descubrí que de sola nada, ha vuelto el buho que vivía en la yuca y que se puede ver desde la cama. Habrá vuelto para celebrar dos días de absoluto silencio.

Luego seguí metiendo hojas entre hojas, reconforta mucho preparar los inviernos. 








viernes, 6 de septiembre de 2013

Desayunos, visitas y puertas.




Dedico las mañanas a buscar, siempre leo y releo subrayados durante el desayuno. Nunca sé de antemano con quién voy a tomar café ni qué es eso tan importante que quiere decirme. Hoy ha venido Franz Kafka.

A veces tengo la impresión de que tenemos una habitación con dos puertas enfrentadas y cada uno de nosotros empuña el picaporte de una de ellas. Basta un pestañeo de uno para que el otro desaparezca detrás de su puerta. Y el primero apenas si alcanza a pronunciar una palabra cuando el segundo ya ha echado cerrojo y se pierde de vista. Volverá a abrir su puerta, porque se trata de una habitación que quizá no pueda abandonarse. Si el primero no fuera exactamente igual al segundo, si fuera sereno, preferiría no mirar en dirección al otro, ordenaría la habitación sin prisa, como si fuera una habitación cualquiera. Pero en lugar de eso, hace lo mismo con su puerta, a veces ambos cierran las puertas a la vez y la hermosa habitación queda desierta.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Entre Agota Kristof y Julio Reija.


Marisa Maestre


Recomendé hace unos meses a alguien a Agota Kristof, leyó Claus y Lucas, fue corriendo la bola y la novela se ha convertido ya en un tema de conversación, con los ebooks funcionan esos bumerangs de entusiasmo que te devuelven el libro imantado.

He vuelto a leerlo estos días y aún me ha gustado más. Hasta me estoy guardando el final. Esa va a ser mi tarea de hoy. Está llegando el fresco, la primera palabra que he pensado esta mañana ha sido "calcetines" luego "libro" y luego "cama". Aún así he bajado a desayunar y tres horas después aquí sigo, sin calcetines y desayunando aún.Atrapada por Julio Reija, que desde siempre me encandila.

debajo todavía

Mi sangre complicada aún refluye
estrella, cuerpo, año, río, todo,
pez casi fiera.
Vamos.
Somos del despertar,
ángeles de través.
Vamos.

martes, 3 de septiembre de 2013

El pájaro de Delfina.



Por fin anoche, después de por lo menos cuatro años, Justo subió a cenar. Justo y Carmencita son los oscenses de la playa, dos magníficos interlocutores. Pasamos el verano con la misma gente, para casi todos los molineros playa es sinónimo de "el muerto". Pero Justo y yo no abandonamos casi nunca la plaza.

Empezaron pidiéndome sacos de dormir porque venían unos amigos suyos y luego quedamos en que mejor que se subieran aquí. El tiempo es raro en el molino, se estira tanto, habíamos pasado dos días juntos y ya eran Orencio, Ana, Carlos y Delfina. ¡Cuatro interlocutores espléndidos más de una tacada!

Luego llegaron Zoe, Yeray y Taida y tuvimos una noche aragonesa, pero con una polaca, Delfina, que nos dejó el ave de regalo.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Recopilando información sobre Peix Campo: dos oraçaos y más




La entradilla del Club de Fans de Peix Campo

Del 20 al 26 de agosto de 2013 tuvo lugar la II Edición de los talleres de El Molino de Almuñécar, coordinados por escueladeescritura.com y La Piscifactoría.
De forma sorprendente, varios de los participantes de este encuentro resultaron ser eruditos especializados en la obra del malogrado poeta luso Peix Campo, de corta vida y escasísimas publicaciones. Esta insólita coincidencia, que nos recuerda la de los estudiosos de von Archimboldi que aparecen en Los detectives salvajes, de Bolaño, convirtió la estancia de los participantes en el taller en un volcán de referencias, citas, intertextualidad y homenaje al poeta de Oporto.
Este blog trata de recoger las experiencias vividas durante aquellos días de convivencia y fraternidad literaria. Aunque, como diría el propio Peix Campo, “realidade é apenas um pálido reflexo do meu rabo”.

Selección de mensajes recibidos en el canal ¡Oh Molino! que contienen información sobre Peix Campo.
-oye qué guay está el molino no? me recuerda al poema de Peix Campo que decía: O molino, oh bovino, mais que no dais tela para mi abrigo. mais nou nesesito porque no hase frio
"a soledad é uma merda. a única vida verdadeira é a molinhera" Peix Campo
grande peix, que aprendió a amar las casas de campo cuando viajó a tarradellas con Quim Porta, a los doce años. Pese a su corta edad, le gustaba llevar pelo a lo cenicero y barba a lo lucy liu.
"veo semáforo bermelho, saco a colha. Quim Porta el tempo, lhueva o trhuene, saco a colha. raio la trompa, compro otra colha"
Los colhores blanco negro fazen que mee arcoiris.
La banda sonora del club de fans de Peix Campo
Un poema de Peix:
ORACIÓN A LAS PUERTAS DEL MOLINO 
Eres de estopa y arce, eres de firmes
pilares, eres
de primaveras rudas y de cristal severo. 
Te llamamos Molino para no decir “casa”, 
para no decir “vida”. Usamos, 
tras tu sombra, la de nuestras raíces.
Hay escondido en ti el eco de otro mundo.
Crece junto a tu tiempo nuestro tiempo.
No una oración sagrada,
no una ola perdida:
hoy con estas palabras dedicamos
a tu memoria, nuestra desmemoria;
a tu salud, nuestras incorrecciones;
a tu dignidad, nuestra celopatía,
a tus afueras, nuestro recorrido.
Tus pies son nuestros pies,
tus alas nuestras alas,
tu cielo juega a detenerse siempre
en el recreo de estos ojos nuestros.
Abre tu puerta a estas sutiles súplicas.
Déjanos ver por tu ventana doble
el azúcar del sueño que soñamos.
Y retén el helado de la noche,
la cáscara del vino compartido,
el león de los valles que, extraviado,
se ha hecho un hueco debajo de la cama.
Dinos, Molino, nuestro propio nombre.
Nosotros ya veremos cómo hacemos el resto.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Puesto que en cada oreja una anémona




No parece aún domingo, después de dieciséis días sin salir de aquí ningún día se parece a nada. He desayunado en la cama con uno de los grandes relatos de mi madre, que ayer fue de boda. A una boda distinta, "preciosa y rocambolesca", ha dicho. Luego me he atrevido a bajar a la cocina y combatir el nivel de caos. ¿A quién le toca ordenar y limpiar? Al primero al que moleste el desorden y la vajilla sucia. Hay gente que genera mucha entropía y también combate mucha, yo soy de esa especie, así que no me puedo quejar cuando topo con mis iguales, ni pedirles que actúen con mis tiempos. Además disfruto. Me pasa limpiando todo lo que cuenta Bachelard sobre la proyección y el otro cuerpo, el de la casa. 

Y todo eso está muy bien pero. ¿Cuándo llega el momento de dejar de ordenar y limpiar? Depende. Hoy a mí me ha llegado al tropezar con el poema de Juan Larrea que me ha sentado a escribir esto.

Verdores innatos

Amiga mía eres tierna hasta el delirio
aquí está la hierba que sube por tus piernas
qué llama ligera
puesto que en cada oreja una anémona
la tierra jamás escucha las palabras que uno quisiera
hagamos nacer mariposas suscitando desvelos
suscitando desvelos para huir a no importa dónde
no demasiado pero sin embargo
¿no es así?

viernes, 30 de agosto de 2013

Me quedo un rato más.



La llegada sucedió exactamente en la rotonda de Motril, cuando vi a alguien sacando medio cuerpo por la ventanilla del copiloto mientras el conductor me pitaba. -Que pase por encima si tiene tanta prisa- pensé- no me juego el título de conductora tranquila por nada. Me fijé un poco más y la loca que gritaba era la niña Blanch, así que de Motril a Almuñecar cambié mi velocidad por la del rubio, que nos llevó a la playa.

Me molesta llamar a esto mis vacaciones. Lo único que hago en verano es volver a casa. Tampoco es un veraneo, porque me quedo todos los años a saludar un buen rato al otoño que, por cierto, empezó ayer con una tormenta de las de por aquí, una de esas que transforman tanto la luz que durante horas estás convencida de tener premoniciones e intuir cambios inminentes, de las que empiezan con unas pocas gotas pero de más de medio litro; a veces la primera bautiza a tu interlocutor y lo deja triste para todo el día, y otras veces te cae a ti y no puedes entender que el de enfrente siga tan seco.

Sé que llega el otoño también porque todos empiezan a preguntarme que cuándo vuelvo. Para venir esperé a que maduraran los primeros tomates, para volver voy a esperar a comerme un par de granadas.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Crónica de un hidrotaller.




El molino esperó a que estuviésemos todos reunidos antes de romper la tubería. La de la toma de la lavadora. Confieso que cuando me di cuenta lo primero que hice fue cerrar la puerta, pero salir huyendo era inútil, no se puede huir de la velocidad del agua. La hermosa inundación puso en movimiento a un ejército y no sólo eso, provocó a aparência em nossas vidas de Peix Campo.

 Llegue a creer que Belén era fontanera de verdad cuando, auxiliada por Carlos, intentaba cerrar la llave de paso, el  chorro de agua a presión en la cara embellecía notablemente a la salmantina, que mientras se ahogaba era traducida por el de Móstoles:  llave inglesa, destornillador, llave normal, más pequeña, más grande, y todo eso estaba tan ordenado en la casa de aperos que creí que iba a ser coser a cantar. Mientras todos los demás pusieron sus toallas limpias a disposición de los charcos y Olivia buscó en el Google las instrucciones de la lavadora.

¡Este curso va a salir bien! Me dije, al contemplar una reacción unánime y sincronizada. Y me acordé de ese experimento que siempre me cuenta René, el de la inteligencia colectiva, el positivo, que hay dos: se pregunta a cientos de personas cuántas judías exactamente hay en un tarro y aciertan. Estamos pensando muy en serio abrir los cursos rompiendo una tubería, los problemas deberían convertirse siempre en pegamento entre las gentes.

Un poco después descubrimos que la llave de paso estaba pasada de rosca y los achicadores agotados, y tuvimos que pasar a mayores. Cortar la llave general. Quedarnos sin agua. En la cena diseñamos estrategias de urgencia. Nos ducharíamos de dos en dos mientras un tercero fregaba los platos, sólo se podría ir al baño cuando se hubieran llenado las cisternas, otras dos personas se quedarían achicando el agua que la lavadora, que a esas alturas ya vomitaba por el tambor.  No había dudas, el curso tenía que salir bien.

A las diez de la mañana, es decir, tres horas después de acostarme, estaba harta de pensar en la lavadora desde la cama, y decidí contemplarla, pero se me habían adelantado, ya estaban Zoe y Blanca ocupando la primera fila. Entonces tuve el primer ataque de optimismo agudo, yo sé que Zoe con una llave inglesa en la mano es capaz de parar al las crecidas del Nilo, pero fue seguido de un retortijón de pesimismo cuando Blanca, que es fuerte y altísima, me dijo: ¿y si la sacamos al porche para vaciar el agua? Imaginar la lavadora convertida en manantial dando vueltas por la casa me desbordó, pero de ahí surgió una tercera idea: ¿Qué hago yo cuando me desbordo? Llamo a mi padre.

Matías estaba atento al Skipe, recopiló toda la información, hizo un diagnóstico y juntos descubrimos que necesitábamos un fontanero. Además nos contó dos o tres chistes malos que nos consolaron y llevaron a las chicas a la conclusión unánime de que tiene la voz muy bonita y está como una cabra. Entonces Blanca tuvo una iluminación, trasladó la goma de la lavadora al lavabo y pudimos abrir el agua, después de tanta escasez nos había salido una fuente en el centro de la casa.

Los duchos en horóscopos dijeron luego que nos habíamos reunido demasiados símbolos de agua,  los que manejan simbologías se apropiaron de la idea, todos se rieron y se leyeron poemas alusivos. Yo sólo pensaba en el suelo seco y en regar. Cuál sería la sorpresa cuando, en un viaje placentero a la cocina descubrí que la inundación había vuelto, esta vez por la ducha…

Pero no quiero pecar de minuciosa para ocultar mi incapacidad de escribir ahora. Se fueron casi todos hace dos días, pero los sigo oyendo por las esquinas, y vuelvo a ver a Olivia, con el vestido de polo de limón, comprando a toda velocidad en el supermercado,  y la cara de felicidad de Muriel cuando vinieron de asaltar la piscina del vecino, y a Carlos escribiendo y abrazando por las esquinas, diciéndome al final del porche eso tan bonito: que soy una mama italiana grande (eso sí que me dejo pensativa, quizá sea lo que quiero ser) Y vuelvo a ver a Andrés y a Zoe en una danza, pendientes de todo, intentando disimular la cara de pena cuando tenían que bajar a por víveres a Almuñecar. O a Yeray, escondido detrás de una puerta escuchando la clase de Gonzalo. A Blanca y a Begoña las oigo desde la habitación, y da gusto despertarse con su charleta. Hoy, quitando las cenizas de la chimenea, ha vuelto entera la conversación con Andrelo sobre anarquismo, le estuve hablando de mi tío José María y estallaron las coordenadas espacio- tiempo, la ponderosa se plantó aquí, se metió en el molino, entera.

 (Por eso me acuerdo de algo que os tengo que decir, amigos de Peix Campo, las ponderosas, los molinos, los u-topos, los lugares que no existen, son voraces y nos recuerdan continuamente que solos no somos nada. Y la otra cosa era que quedáis nombrados molineros, y que ni modo, ya sabéis que es verdad que esta es vuestra casa y necesita retroalimentarse con vuestras carcajadas y vuestros sofocones.

Bueno, que desciendo, la tarea de rescatar minutos este año la tenéis vosotros. Han ocurrido algunas cosas desde que nos abandonasteis, esas sí me tocan a mí. Taida ha vuelto a comer carne, estoy oyendo la alegría general. La lavadora funciona. Fue magnífico no tener que plegar esta vez las sábanas sola, me ayudó Yeray. A Yeray se le ha caído un diente y le ha roto el perro su muñeco preferido, pero no importa, esta tarde va a viajar en canoa, y Taida también. Zoe ahí sigue, ensayado su texto mientras riega y bajando a la civilización.  Gonzalo está mustio, vuelve la cabeza mucho y me pregunta con la mirada, extrañado ¿dónde está la gente?)