viernes, 27 de marzo de 2015

Pensaba en el autobús de vuelta que





 Ahora sé que gestos hace ella por mí y cuáles son mis repeticiones de siempre a secas. En eso consistirá la metamorfosis, digo yo. De eso debe tratar mi sentido de lo cosmogónico si alguno tengo, de la presencia de su ausencia.

-¿De qué color tiene los ojos tu madre? Me preguntó Gonzalo
-¿De qué color tiene los ojos Gonzalo? me preguntó la Arse unas horas después, el día que esos dos se enamoraron.

Y podías llamar a casa a las dos de la tarde y decile: mamá, que voy con todas las Lolas Moras y un par de cántabras más a comer, y ella era capaz de comunicarse con cinco desconocidas, tres conocidas y una íntima simultáneamente sin equivocarse de canal. Entre mis grandes placeres estaba la sorpresa de escuchar sus charlas con Blanca, a los tres minutos de reencontrarse ya estaban en lo esencial. Hay un par de importantes en mi vida que no llegaron a conocerla, pero el resto recuerda nitidita su capacidad de comunicar bienestar, y su voz

Y no me voy a comer el mundo como ella quería, pero ahora ya tengo la impresión de estar digiriendo su fuerza, y de que lo seguiremos sufriendo y disfrutando juntas, con intensidad.

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