sábado, 28 de marzo de 2015

Grandes batallas: la Kiwcha contra el Roundup







Uno de mis terrores más intensos es el glifosato. Ahora la OMS dice que es “probablemente cancerígeno”, ¡qué carga ideológica en ese probablemente!¿Cuántos millones se habrán pagado por esa palabra? Cómo pueden hacer la vista gorda a los 30.000 enfermos renales del Bajo Lempa, por ejemplo.

No hacía falta que la OMS lo dijera, todos lo intuían, pero somos tan pedorros los humanos que nos envenenamos a nosotros mismos a cambio de un mayor beneficio económico y un menor esfuerzo. ¡Con lo rápido que se van los ratones cuando se encuentran a dos o tres familiares muertos! Y luego hay gente como nosotras, ingenua, que cree estar cultivando cosas sanas al lado de un campo de maíz que acaban de fumigar con esa merde.

¿Alguna esperanza? A veces muchas, no en el ser humano, en la naturaleza: parece que el amaranto, kiwcha en Perú, planta sagrada de los Incas, ha decidido plantarle cara a Monsanto.

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