jueves, 18 de septiembre de 2014

Reincidencia Paradisiaca



Cuando le conté a Ester que estaba leyendo Paradiso puso el grito en el cielo ¡pero otra vez! Y me mandó “Pacífico” de José Antonio Garriga Vela, que me ha gustado, que está bien escrita, aunque le pasan sus cosas, y que mi madre clasificaría enseguida en el género de “novela de personajes tristes” que la irritaba.

-Para qué me voy a pasar la tarde con un pusilánime desconocido, con los que tengo alrededor.

Decía. Se dejó pendiente una conversación sobre el tema con Landero.

Yo de momento me vuelvo a Paradiso. Es el libro que le regalé a Leonardo cuando murió su madre, Sofía, el que le regalé a Dora cuando murieron sus hermanos, y a tantos, lo convertí en el libro para los duelos convencida de que contenía conjuros. Hasta que dejé de hacerlo.

Qué voy a leer ahora, a quién debo entender mejor que a este abuelo que dice:

“La muerte me ofrendó un nuevo concepto de vida, lo invisible empezó a trabajar sobre mí”

4 comentarios:

perestroiko dijo...

¡Vaya joya, el libro de la foto!

Marta Sanuy dijo...

¡Ya ves cómo lo tengo.
Hay lecturas que desencuadernan.

Un abrazo.

perestroiko dijo...

Esos desencuadernamientos vienen a ser el color y el brillo de la joya. Enterito y nuevecito, un pedazo de carbón más.

Marta Sanuy dijo...

Dice usted con belleza y exactitud.
Buenos días y buen vermout Aurelio.