viernes, 13 de junio de 2014

Esa visible oscuridad.




 Carmen Calvo

 

No hay escritor sin gato, me dijo Julio el otro día, y me callé porque yo no soy escritora y también porque llegaba a destiempo esa imagen recurrente, la de habérmelos tragado. Tampoco comenté, aunque me vino a la cabeza, la imagen terrorífica de una gran chillazón de gatos en casa de María Zambrano que relata Ullán.

Tienen capacidades mágicas esas pastillas, le bajan el volumen al edificio y calman a los gatos del estómago, que siguen estando ahí pero sólo ronronean. Ayer soñé con Concha y con Rafa, me envolvían en una guata blanca y me recetaban que no pensara. Es un sueño facilón porque más o menos eso han hecho. Las pastillas han bajado también el volumen interno, pero tienen contra indicaciones: además de indiferencia y sueño provocan una holgura entre las palabras que antes no estaba, tanto si leo como si escribo noto en que rincones no casan. Y en cuanto me acerco más de la cuenta se ponen a chocar.

La peor condena en cualquier oficio es no tener herramientas, me contó Vladimir, que aquel día trabajaba de agrónomo, pero cuando se escribe es mucho peor porque nada lo justifica, es una ausencia visible y sin embargo inexplicable, porque sin palabras, vos me dirás.Lo recordaré tanto porque me lo contó en el lodazal donde se había quedado encallado el camión aquel en el que viajábamos huevos, perros, niños, muchas señoras, campesinos, fumigadoras, maquinarias, sombreros, radios, baterías.

Así las cosas pensé que leer y escribir no, pero quizá sí escuchar, pensar con palabras de otros. Y ahí sigo, envuelta en una frazada blanca. Hasta el momento he visto y revisto entrevistas con Bioy Casares, Foster Wallance, Cortázar el locuaz, por supuesto, Roberto Bolaño. También mesas redondas, sabrosísimas: una entre Octavio Paz, Borges y alguien más que no recuerdo, y otra bravísima entre Cortázar, Juan José Saer y Roa Bastos en la que comentaban que el cine se convertiría en otra cosa para ellos cuando existiera una tecnología que les permitiera rebobinar.


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