miércoles, 21 de mayo de 2014

Realidad fermé


Esperar el veredicto de las Lolas cuando escribo algo es como esperar los resultados de unos análisis, aunque no temas nada siempre sobresalta un poco ver la cifra exacta del fósforo y los trigliceridos. También es la parte más interesante de cualquier trabajo el día después: ¿por qué?¿dónde lo has encontrado?¿cómo lo sabes?¿por qué no lo matizas? Además la niña sabe qué se me ha olvidado exactamente y eso me sugiere por dónde quiero seguir.

A Inés le ha gustado más esto, lo guardo aparte.

Los neoliberales se han caracterizado por una gran habilidad para acuñar un lenguaje que nadie entiende porque nada significa: negocios responsables, capitalismo creativo, cadenas híbridas de valor, filantropía competitiva, y también por sus dotes para vaciar de significado el lenguaje y los iconos de quienes les llevaban la contraria: basta que adopten una palabra para que se infecte sin remedio: sólo hay que ver que entre las más queridas por la publicidad se encuentra revolución. Los neoliberales utilizan con el lenguaje el mismo procedimiento que en la película de "La invasión de los ladrones de cuerpos" en la que las personas son suplantadas por clónicos, han sabido suplantar nuestros campos semánticos y cada vez nos resulta más difícil significar.

Para identificar los intereses de estos magnates y sus organizaciones hay que fijarse en lo que no nombran: corrupción, soborno, fraude, especulación, evasión fiscal, déficit democrático o lobby, destrucción del territorio, derechos laborales, desigualdades de género, destrucción de la biodiversid, destrucción del tejido productivo local, derechos de los pueblos indígenas, criminalización y represión de las organizaciones sociales que se oponen a sus actividades, contaminación de aire, agua y tierra. Y en aquello que no reivindican; verdad, justicia, igualdad.

 Puestos a guardar me guardo también el cuento de Ester Berdor de esta mañana, que me venía que ni al pelo y es muy bueno:

Amores no correspondidos

Me hice periodista y me comprometí con la verdad. El problema fue que, en el fondo, yo estaba enamorado de otra.



P.D Y la vuelta, al fin, me voy a tumbar tres días seguidos con los cuentos de Faulkner y no quiero oír un sólo dato que me devuelva al mundo real.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno. Sí señora.
Besos

Marta Sanuy dijo...

¡Esa Berdor!