martes, 20 de mayo de 2014

Monólogo postneurótico.


Si estuvieramos sanos mentalmente no seríamos personas, seríamos animales, y estaría rebien. Así las cosas la única opción es aprovechar los desajustes.

Rumio todo eso porque acabo de terminar de escribir un artículo en el que me he pegado tres semanas brazeando, vengo pues de muy lejos, y tengo la sensación de que sólamente he escrito un diez por ciento de lo que debiera. Pero rumio eso, sobre todo, porque me cuesta encontrar el camino para volver de la neurosis, aunque sea una asquerosa neurosis filantrocapitalista. Es intensa la impresión de que te aproximas un poco a saber lo que ocurre, es de las que no dejan dormir.

Ve, mira, piensa, te deconstruyes, te reconstruyes, vuelves, me lo cuentas, y te diré quién eres. O algo así me diría el rubio.

Esa flor es un floripundio rojo, huelen de maravilla.  Se me cruzó en otro día entre la ONU y Rockefeler y tanto logró llamar mi atención que buscarla ha sido lo primero que he hecho. Urge que me revegetalice.

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