miércoles, 9 de enero de 2013

etc, etc, etc





-Después de seis meses preparando el cumpleaños, él cumplía cincuenta, después de más de quince años juntos independientemente del país en el que cada uno de los dos viviera, aquello, inexplicable. La independencia de un brazo cargado de tarta que con velas encendidas y todo se va contra la cara del festejado. Una sinsustanciadez que no viene al caso. Las caras de cien personas organizadas en fila, que no entienden nada. Las gafas del ínclito, chorreando chocolate en la cocina y preguntándole a T: ¿Pero yo qué le he hecho? Los cercanos, que se ponen a hacer el payaso y a embadurnarse  para que parezca una broma, yo, incapaz de entender absolutamente nada, siguiendo la broma hasta el paroxismo y diciendo, por decir, que todavía quedaban cinco tartas más, por no tirarme por el barranco. Y el brazo, me miraba el brazo y su independencia me daba terror. Supongo que algo así sentiste al utilizar la palabra contraria a la que necesitabas, ¡y para más INRI no poder dejar de repetirla! Lo siento. Al menos tu momento de desbarranque fue íntimo.

Y así, despacito, unas historias se van explicando con otras. La niña Blanch me acompaña con la de la tarta y Tati me cuenta otra gruesa que va de blues. Concluimos que no son sólo meteduras de pata, descomunales despropósitos, son ataques de pánico. Estamos de acuerdo en que hay algo más en esa necesidad de salir corriendo, coger aire, y entonces volver. Corriendo.

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