
Y ya que hemos hablado del destino, es también como si se tuviesen dos destinos: uno activo e insignificante, que se cumple, y otro inactivo, importante, que jamás se cumple
Robert Musil El hombre sin atributos
La imagen de Robert & Shana Parkeharrison
2 comentarios:
La sentencia es aterradora y por eso necesaria ya que le otorga a quien la lee la necesidad de darle máxima prioridad a lo insignificante.
Un abrazo súper.
Nuestros destinos insignificantes... que bonitos títulos me surgen de pronto al leerte o al leer tus citas. Me lo apunto
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