jueves, 2 de octubre de 2008

El nerviosismo que heredé de los insectos




Esta noche he soñado que tenía que escribir un texto titulado “Literatura y geometría”. En el sueño tenía la sensación de dominar el tema perfectamente, anotaba de memoria autores, textos y páginas que necesitaba y me movía de biblioteca en biblioteca como una libélula, ¿cómo una libélula?, no sé qué pintaba en el sueño esa libélula, aquí desde luego no pinta nada. La cuestión es que yo seguía escribiendo:

la membrana egoica no debe ser muy dura, habrá movimientos ondulatorios y movimientos vibratorios y es recomendable reconocerlos…

acababa de anotar, y ahí me he quedado. El despertador y sus trinos. Ese asesino de mis ensayos: lo voy a tirar a un árbol.

Más sobre el calamar:

El calamar es el tintorero para los lutos de los peces

Decía Gómez de la Serna.


Habitar una estricta rutina es lo que más se parece a no estar en ningún sitio. Flotar en la rutina se debería llamar. Hoy ni sé de quién es el cuadro.

6 comentarios:

Bárbara dijo...

Qué bueno, Marta. Al menos nuestra rutina es algo más larga que la de los insectos. O al menos nos lo parece. Es lo que tiene soñar con ensayos...

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Edu Solano Lumbreras dijo...

¡Vaya! Hacía un montón que no me encontraba por casualidad un lugar para perderme.

¡Qué buena onda!

Miguel Baquero dijo...

Qué bonito titulo, Marta, y qué bonito el texto. lo que me asombra es que te acuerdes de las palabras de los sueños, porque a mí tambien me pasa que escribo en sueños cosas profundas pero cuando me despierto...

Marta Sanuy dijo...

Gracias, gracias, gracias.

Miguel no sé como lo hago, pero me acuerdo, sueño mucho con palabras, hasta hay palabras que me dan calor y empiezo a destaparme, cosas así, por eso luego las recuerdo.

Tengo que hacerme una cura de silencio interior me diagnostico un colega hace poco. En eso estoy

un placer leerlos a ambos

y gracias también a ese hombre que mira.

abrazos