domingo, 29 de junio de 2008

A veces, en el periódico...



No sé qué me pasó ayer, pero no leí el periódico como siempre, empezando por detrás. A los periódicos luego se les nota el orden en que los leíste, este sigue despatarrado al lado del sillón reclamando mi atención.

Ha llovido mucho desde la mañana en que llego Ana Pilar a la librería entusiasmada:

-Corre, vamos, me dejó pasmada ayer, tiene clase a las doce, se llama Daniel Innerarity.

Y allí que nos fuimos. Ana debía hacer tercero o cuarto de filología y yo la acompañaba con frecuencia a clase, a las de Innerarity, alguna vez a las de Mainer, siempre que podíamos a las de Aurora Egido (tienes razón Antonio, magistral Aurora, merece entrada aparte)

Las clases de Innerarity siempre nos devolvían perplejas a la calle ante casi todo lo que antes de entrar en el aula nos parecía evidente. Aquel hombre intervenía donde la realidad había urdido el tejido más apelmazado, lo vapuleaba, y nos lo devolvía oxigenado y vaporoso. ¡Ay! ¡La complejidad de lo obvio!

Me he quedado tan satisfecha después de leer La coalición de los vivos que a punto he estado de cerrar el periódico, que es lo que suelo hacer cuando me siento satisfecha; retirarme a rumiar. Pero he seguido gateando por las páginas y también he leído el articulo de Federico Mayor Zaragoza, entonces sí, ya, ameritaba la horizontalidad y las réplicas y parecía posible el mejor pensamiento; el que puede ser fértil y práctico, hasta imprescindible.

La imagen es de Olafur Eliasson, otro señor cuyas propuestas siempre me ha interesado, y que también estaba en ese periódico.

5 comentarios:

Anotherdia dijo...

Hay veces que es bueno cambiar el orden de las cosas. ¿No te parece Marta?

Anónimo dijo...

Piensa muy bien Innerarity y escribe en consonancia, pero no puedo con sus planteamientos desde el PNV, tan retrógado partido esencialista y racista; no sé qué pinta este filósofo allí, no me lo explico. Cortico que es uno (yo), y pasao de rosca, quizás.

Marta, besos.

Marta Sanuy dijo...

ya Antonio, pero hay que aprovecharse de esa otra capacidad que si tiene.

Yo me mantengo convenientemente desinformada, porque estoy hasta el gorro de esas patologías nacionalistas
(son patologías son patologías, pero hay enfermos lúcidos en otros ambitos), soy incapaz de alegrarme o entristecerme porque gane España, si me pierdo un tipo de "emociones" me las pierdo enteras, para bien y para mal.

¡Como para entender a esa cuadrilla!¡a los unos y a los otros!

Creo que no hay que prestarles atención a sus neurosis, de veras.

Por cierto, que me parece elocuente la anécdota: hace un par de años en un bar en Hondarribia se sentó una vasca, amiga de una amiga, con Blanca Diego y conmigo. Venía de Inglaterra y nos decía, como si pudieramos entenderla, que era insoportable estar fuera del pais vasco o como se llamé. Blanca acababa de llegar de Ruanda y yo de Utebo. Nos callamos claro. ¡que putas íbamos a decirle!

Tengo demasiadas amigas que han sido ingresadas en psiquiatra por ser vascas e inteligentes, eso si, el sistema de salud mental vasco es una gozada. Aunque siempre es más barato, les decía yo, un billete de autobus.

Marta Sanuy dijo...

Ah, que no termino de expicarme, es que creo que la Seguridad Social debería prescribir billetes de autobús para muchas dolencias comunes, son casi tan baratos como las aspirinas.

Marta Sanuy dijo...

Sigo el hilo, pero qué gilipollas soy, los vascos son los que más viajan.

Yo la única vez que pasé miedo en San Salvador fue porque me lo hizo un vasco.

Y me dán ganas de contarlo: ahora lo cuento.

-