Llevo un año haciéndole varias fotos al día a la sombrilla de la terraza de enfrente. Ababol hasta me dio una capacitación por teléfono para encuadrarla, me gusta mucho por la noche, con las luces de los pisos de abajo encendidas y ella en la cúspide, ya la he detenido con muchísimos cielos, todo va cambiando a su alrededor y ella inmutable (inmutable, no inmóvil, que aquí hace muchísimo viento)
No sé que haré con todas esas fotos. Las mezclaré con las de
las priedras en un archivo.
Todos los días temo que no esté la sombrilla por la mañana. Claro que las relaciones se acaban. Pero de momento, lo primero que hago cuando me levanto es mirar, y ahí sigue. ¿La abriran cuando llegue el verano?
1 comentario:
vaya naranja especacular
es un atardecer zen
la sombrilla no la veo, pero las chimeneas me gusta un huevo
jajaja, perdón por la rima
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