lunes, 20 de julio de 2015

Jack Spicer



“Cualquier tonto puede meterse en un océano...”

Cualquier tonto puede meterse en un océano
pero se necesita una diosa
para salir de él.
La verdad de los océanos es, por supuesto, la verdad
de los laberintos y de los poemas. Cuando empezás a nadar
contra la corriente de ritmos y algas marinas de metáforas
tenés que ser un buen nadador o haber nacido de una diosa
para salir de ahí.
Mirá las nutrias de mar ondulando salvajes
en el medio del poema.
Se ven tan ávidas y pacíficas avanzando hacia donde las
aguas apenas se mueven.
Quizás puedas atravesar todas las olas y las rocas
hasta el centro del poema para tocarlas
pero cuando has probado las dichosas aguas
lo suficiente como para desear retroceder
ahí es cuando empieza la diversión.
Salvo que seas un poeta, una nutria o una entidad sobrenatural
te ahogarás, querido. Te ahogarás.
Cualquier griego puede meterte en un laberinto
pero se necesita un héroe
para salir de él.
La verdad de los laberintos es, por supuesto, la verdad
del amor y de la memoria. Cuando empezás a recordar.

domingo, 19 de julio de 2015

Siempre se espera un verano


 


Siempre se espera un verano
mejor 
y propicio para hacer
lo que nunca se hizo.

Manuel Vázquez Montalbán
 

viernes, 17 de julio de 2015

Doña Omara,



que es viernes.

Me hablan mucho de mi madre, y se agradece.


Me acabo de encontrar con Merche, la queridísima panadera que nunca tiene tiempo, pero ni falta que le hace para comunicarse rebien.
-Una vez me dijo Adelina París que el noventa por cierto de la gente estaba ciega, que no ven más allá de sus narices, desde entonces me dedico a comprobarlo. Cuando llegaba Arsenia la panadería se iluminaba, Marta, tuviste una madre serena, discreta, divertida, inteligente, y hablas igual que ella.
Dice, y me cuenta las últimas conversaciones que sostuvieron.
Luego ha llamado Elisa:
-Si vieras lo que me ha pasado. Oigo el timbre, no sé si de verdad o en sueños, a las ocho de la mañana y digo “ya bajo tía, qué tempranera”. Y hasta mitad de la escalera no me he dado cuenta. Cómo es la cabeza, me he quedado sobrecogida.
El miércoles tuve el privilegio de cenar con los Fuertes. Gracias Miguel, sentirse elegido es que te levanten del polvo que a todos nos conforma o algo así decía Max Aub. Ha sido un felicisimo reencuentro con Blanca, no me dio tiempo a contarle que les puse su cara a las rubias de un par de novelas, a Clarisse por ejemplo, en aquella lejana época de nuestras pirolas. Suculento convite con  mujeres, maridos, cuñadas,hijos y novios de los hijos después de treinta años sin vernos. Pocas veces se tiene el privilegio de compartir con una familia extensa y armónica.
Y cuando terminó la cena me dijo la hermana de Miguel y de Blanca, Piedad.
-Qué culta era tu madre, se notaba su conocimiento desde la otra acera.

miércoles, 15 de julio de 2015

Una vida de techo bajo




De Max Aub a Rubén Darío, de Juan Ramón Jimenez a Gonzalez Ruano y luego a Benjamín Jarnés he pasado el día, buscando semblanzas, necrológicas, retratos, biografías, descripciones: caricaturas. Trazos; las impresiones de los unos sobre los otros pues. Y he terminado muerta de risa con “Los medios seres”, escrito por el Ramón Gómez de la Serna más vanguardista y por el más chusquero a medias.

Unas cuantas. Se nota que la que me ha seducido es Lucia:


LUCIA. Estos recetarios de cocina son de cuentos de hadas, para que un príncipe recorra el mundo entero buscando sus especias o se vaya a cazar anancones no se sabe dónde.

PURA. ¿Entonces Pablo no es tu ideal?
LUCIA. ¡El ideal! Si lo encontrásemos, saldríamos gritando por el mundo que lo habíamos logrado... El que no encontremos el ideal es lo que nos vuelve discretas, comedidas, apegadas al hogar.

LUCIA. No creo nada de eso, pero quiero ver lo que es la casualidad. (Lee el reverso de la gran hoja.)

LUCIA. Quisiera aclararme el caso a mí misma..; Pablo es bueno, pero inacabado... Después de las palabras que dice debía decir otras que no pronuncia... Hay un beso final que tampoco me da, por muchos que me dé cada día... Adora las películas cómicas y todo lo toma a beneficio de inventario.

LUCIA Nada" de neurosis.... Pablo ha comenzado a darme besos distraídos y tú sabes que eso es lo peor que puede suceder... Además, con ese ciego optimismo suyo, es ésta una casa en que no hay esa semioscuridad de miedos que es tan agradable.


LUCIA. Tengo gana de escribir una carta urgente y no sé a quién.

AZUL. (En primer término, hablando con Lucía.) Llevamos los relojes compensados. El de usted señala diez minutos más, y el mío diez minutos menos. No hay más hora fija que la que está en medio de dos relojes.
LUCIA. Por ahí vamos bien; pero ¿qué medicinas son las que usted prefiere?


MARG. Pues no hace frío... Es que no hay cosa que dé más frío que creer que se han olvidado los guantes.

domingo, 12 de julio de 2015

Primera vacuna contra el éxito.





Pensado desde ahora fue una bendición tener una amiga tan guapa. Pude observar como le dejaban el centro de la fila y se apróximaban de forma ordenada, según sus posibilidades; los más feos en los extremos. Constaté que ninguno de los nueve chicos había notado mi existencia, ni los más encogidos, pero me gustó ver la escena desde la única butaca ocupada de la fila de atrás. Como si estuviese allí para recordarlos.


Eso fue en invierno, en el cine. Si actuaban así con jerseys de cuello alto qué sería en la piscina. Seguí grabando desde la toalla, con el rabillo. Sentí durante dos o tres veranos lástima de la pobre Merche, me parecía agotador estar todo el día correteando por el bordillo, haciéndo fila en el trampolín y pasándose la lengua por los labios perseguida por tanta gente. Al margen de sus tareas, extenuantes, a mí siempre me parecio una tía maja.

miércoles, 8 de julio de 2015

Nuno Júdice



Mar Arza


FIGURA CON REALIDAD


Te escribo ahora, por dentro de este poema.
Podría soñar que vas a nacer de dentro de él, o
que estás dentro de él
como la flor futura habita el centro del invierno.
La analogía es el punto adonde el poema va a beber,
como se va a la fuente, o como se oye, en el silencio
de la tierra, un rumor de aguas subterráneas.
Entonces, tu voz se abre, como si fuese
la propia flor. Entra en mí,
y recorre los espacios desiertos de mi alma,
como si un viento empujase las puertas y las ventanas,
atravesase las salas, y avivase el fuego
en las cenizas del corazón. Me limito
a oírte en el intervalo de los versos, mientras
la vida reemprende, despacio, su curso:
oraciones por dividir, una enunciación de figuras
de retórica, el paralelismo
de ciertas comparaciones. Todo esto desembocaría,
como es evidente, en el ritmo
al que el poema obedece si no te encontrase
en cada cesura, como si tu imagen insistiese
en llenar los vacíos de la palabra. Entonces,
dejo que entres dentro del poema; y te veo
avanzar por las frases, hasta el final de la línea,
donde te espero,
como si cada sueño no se deshiciese
con el aire.

martes, 7 de julio de 2015

Alergia a los jueces de secano.


Miguel Angel Gil Andaluz


Pocas declaraciones me parecen más soeces  que las de los que exclaman:

-Lo perdonaré si me pide disculpas.

Hoy lo decía María Kodama refiriéndose a  Katchadjian en Clarín y me ha recorrido un escalofrío. Claro que es peor cuando lo dice alguien conocido y resulta infernal cuando lo dice alguien querido porque, casi automáticamente, deja de serlo. Querer que te pidan disculpas es solicitar un gesto de humillación para constatar que eres el vencedor y tienes el poder y  ¡ ¡ ¡ la razón!!!  sólo si humillas tanto como crees que te humillaron podrás descansar .  Me interesa el concepto de perdón en un caso, cuando se empareja con el de entendimiendo y es un proceso íntimo y silencioso. Cuando se "entiende" no hacen falta ritos confrontativos.  Si el otro es alguien cruel, por lo tanto ininteligible, no hay que perdonar; hay que condenar, apartarlo y olvidarse. 

Estuvo bien desatinado Borges buscando pareja, con lo listo que era para otras cosas.




Louise Elisabeth Glück

Miroslaw Maszlanko


Exigua luz que surge de repente
en el cielo, entre dos
ramas de pino, y sus finas agujas

grabadas ahora en la extensión radiante
y encima este
cielo, alto, ligero…

Huele el aire. Es el olor del pino blanco,
más fuerte cuando el viento sopla en él
con un sonido igual de extraño,
como suena el viento en una película.

Sombras que se desplazan. Cuerdas que
suenan a cuerdas. Lo que oyes ahora
debe ser el sonido del ruiseñor, Chordata,
el macho cortejando a la hembra…

Un rechinar de cuerdas. La hamaca
se mece con el viento, bien sujeta
entre dos pinos.

Huele el aire. Es el olor del pino blanco.

¿Es la voz de mi madre lo que oyes
o solo el ruido de los árboles
cuando el aire pasa entre ellos

pues cómo sonaría entonces
pasar entre la nada?


Traducción Jordi Doce

domingo, 5 de julio de 2015

Champiñones, tortugas y pavos reales.




Le conté a mi padre que en El Salvador no había champiñones y ¡la qué hice! Luego Idoia, una agrónoma vasca que vivía allí, se entusiasmo tanto como él con la cría del champiñon en cautividad, y Carlos construyó una casa climática que nos dejó sin mesa de ping-pong. Y, menos  mal que vinieron los nicas a las elecciones el día que tocaba poner la casita en pie, porque pesaba. ¿Pero cómo se llamaba el hermano de Bianca? Wilmar me contó hace poco que era ministro en algún sitio.Wilmar es otro de los que cuenta el viaje a Blufields de oído. Había quince o veinte, nada tontos, convencidos del éxito de aquel producto exótico para las pizzerias, colaboraban trayendo paja, meditando inconvenientes  y descifrando manuales especializadísimos. La cocina se llenó de tubos, observadores y termómetros. Mi padre exportó su neurosis con éxito, de eso no hay duda: él investigaba desde aquí y nosotros desde allí: casi sin internet. Por fin llegaron las semillas y el nido climático estaba casi listo, le faltaba un par de días. Estoy segura de que aquel bote sellado con las esporas preciosas no permaneció en el frigorífico más de dos días. También lo estoy de que Carlos e Idoia habían tomado todas las profilaxis, temperaturas y anotaciones sobre la humedad posibles, nosotros nos coceríamos pero nuestros champiñones nunca. Dos semanas cabeceando y dándose la razón entusiasmados llevaban esos dos. Entonces ¿Qué falló? ¿Por qué no asomó ni un hongo?

Años despúes llegué a la conclusión de que algún rambriento de los que vivían o pasaban por la San Antonio se había preparado una tostada de agaricáceos a mitad de noche y, sin querer, rompió el ciclo.

Todo esto viene al caso porque llevo toda la tarde informándome sobre la cría de tortugas y pavos reales y no sé si contárselo a Matías.