jueves, 8 de enero de 2015

Ana Becciú


 
 
Consiento en dar




a esta blanca superficie
la frágil disposición
de la memoria
fraguando
largos
insomnios
cotidianos,
y consiento
en abrir los bordes
de la palabra
hasta intentar
una imagen
de su sombra.
Sin embargo,
sé que en vano
me invisto de silencio
porque finas transparencias
rasgan augurales
mi diario perfil
de tiempo.

miércoles, 7 de enero de 2015

¿Cómo?





Mario José Cervantes

Herido de realidad y en busca de realidad

Paul Celine

lunes, 5 de enero de 2015

Es bueno empezar el año buscando soluciones: invitación al paseo.




 


“había olvidado caminar y solo había que caminar.”

dice Óscar Solsona esta mañana en Fb.

Sandra me ha regalado una agenda que parece una combinación de Sofía Loren, y me he propuesto llenarla de propósitos y recordatorios. ¡Qué menos que un propósito y un recordatorio al día!

Hoy en Propósito anotaré:

Caminar

Y en recordatorio:

No confiaba mi madre (y no valora la niña Blanch) en una conversación si no estaba bien paseada. 
En estos largos meses es lo único que me pregunta

-¿Caminas.......................................................................................................................?

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Una buena pregunta por si hay que cambiar de tema en la cena



¿Cómo podría, por ejemplo, una polilla que come lana australiana demostrar a las otras que existe Australia?

Italo Calvino

Que sea rica, la cena, la compañía, la noche. El año.

martes, 30 de diciembre de 2014

Sospecho que me repito, pero aún así.










Dulzura colosal

Dulce mi miel de besos siemprevivos
Alma de almíbar y manosusurros
Te amoro terriblesco de gozo fugitivo
Todo se acaba y somos melarquía
Nos amamos nos manos nos imamos
Másmás en la lactancia ambrosíaca
drogadictos de mostos suculentos
Seres labiales ningún otro opio
no nos satisfará la boca calda


Carlos Edmundo de Ory

lunes, 29 de diciembre de 2014

Fabio Morábito.












En la mañana oigo los coches
que no pueden
arrancar.
A lo mejor, entre los árboles,
hay pájaros así,
que tardan en lanzarse
al diario vuelo,
y algunos nunca lo consiguen.
Me alegro cuando un auto,
enfriado por la noche,
recuerda al fin la combustión
y prende sus circuitos.
Qué hermoso es el ruido
del motor,
la realidad vuelta a su cauce.
¿Cómo le harán los pájaros
para saber en qué momento,
si se echan a volar,
no corren ya peligro?
¿Qué nervio de su vuelo
les avisa
que son de nuevo libres
entre las frondas de los árboles?

sábado, 27 de diciembre de 2014

Loa a Los Borrajas.




Descubrí que estaba más serena que deprimida ayer, cuando mi hermana hizo un gesto y todos nos pusimos en fila al unísono, los chicos para el llevar el féretro y nosotras para coger las flores. Aún sigo teniendo esa intensa tristeza con paz, ese sentimiento que produce pasar un día con mi familia, convertidos en moléculas que se abrazan.

Los borrajas nos queremos sin fisuras,  los 20 primos, sus 16 consortes, su innumerable prole y sus consortes y sus hijos. María Jesús, que era la vecina pequeña de mis abuelos y mis tíos, dice que la artífice de tanta armonía fue mi abuela, que tenía una sabiduría natural.  David me dijo que mi madre era el núcleo y también que individualmente tenemos muchísimos defectos, pero juntos somos la maquinaria humana mejor engrasada que conoce.

Ahora me arrepiento de haberme perdido tantas bodas, ¡pero para qué me hice yo objetora nupcial! Parece uno de sus suaves castigos, sueño que voy a comprarme ropa para una boda con mi madre una noche sí y otra también.

Ayer, en nuestro cuarto funeral de este año, estaba pensando que tenía que escribir esto. Decirles, ya correrá la voz, que no me imagino estos horribes meses sin sus cuidados, sin sus abrazos, sin sus mensajes, sin sus llamadas. Que son una de esas fortunas raras los borrajas, y han sido la mejor escuela de convivencia y respeto que una pueda imaginar.

P.D. En la boda de mis bisabuelos había ternasco, cosa extrañísima en la época, pero contando con que la bisabuela Lamberta ya era transportista, se dedicaba a hacer recados de Utebo a Zaragoza con un burro y un carro, pues la mujer que era viva lo consiguió, pero parece que al otro, que era miope y "más desustanciao que el agua fregar"  se le ocurrió decir "yo lo que me comería es un plato de borrajas" y desde entonces está aumentando la mata, a estas alturas nos encanta ser los borrajas.

En la foto unos cuantos artífices.

martes, 23 de diciembre de 2014

Otra manera de espantar la mufa




 
 Es recordar a los amigos, imaginarlos vivos y felices, disfrutar los reencuentros por adelantando.

Se me ha aparecido casi entera la conversación de una tarde de cocina con Enrique, y por ahí he llegado a la primera vez que los dos nos dimos cuenta de que estábamos empezando a conversar, después de haber hablado muchas, muchas veces.

Leerlos y relerlos, a los amigos ausentes, se convierte entonces en un rito íntimo y necesario.



Niña que da la espalda en un cuadro de Paul Delvaux
.
.
A Beatriz, que me regaló el verso
“Turbas de miradas turbias”

Era la aporía de la liebre y la tortuga,
y por más que troceaba el tiempo como en un cumpleaños
se llevaba la lluvia a la niña que da la espalda
en un cuadro de Paul Delvaux.
La luna que salta de un polígono agorafórico de De Chirico,
los raíles que cruzan los hombres-libro y Clarisse McClellan,
pero que no cruza la niña que rescató Dante de su infancia-infierno de Carroll
y Barrie adoptando gatos y perros y pillos aquí os mato de las calles victorianas.
Muecas de la muerte en los cuadros de James Ensor,
partidas de ajedrez de Bergman y brillantes jaques mate.
La niña que da la espalda en Delvaux Station,
que espera trenes que no pasan de Magritte.
.
.
Enrique Mercado

domingo, 21 de diciembre de 2014

Potpurrí de memoria involuntaria y meditación faroniana mientras relleno los chipirones.






Otro recuerdo de otro molino.

Hacía muy poco que me habían llevado a ver “Moises” y seguía perpleja con la imagen en la que se abren los mares. Poco después estábamos cogiendo renacuajos cuando un brazo nos agarró por la cintura a los tres y nos sacó volando antes de que la inmensa ola se nos llevara debajo del puente, me pareció una boca gigante ese día la tajadera del molino. Y así fue como mi tía Emma se convirtió en mi heroína. Lo sigue siendo.

(Algunos días me sacan a pasear a las once de la noche, un día hablamos de alguien que nos caía mal y Elisa le pregunto ¿y a ti?
-Pues me caía fatal, pero ahora me caé como todos.
Ata cabos.)

Ayunos de cocinera.

-Mientras los Faroni fallan me he entregado a la pornografía, llevo desnudados cuatro huevos, cinco cebollas y por lo menos cincuenta cefalópodos. ¡Qué crueldad supera la de rellenarlos con sus propias patas! No he podido recordar ningún cuento de cefalópodos en los Faroni de estos años, pero seguro que hay. Me he acordado de uno de Bioy Casares muy bueno. “El calamar opta por su tinta” y de este de Ana María Shua:

Los calamares no me atemorizan. En señal de amistad, trenzo y destrenzo sus tentáculos. Después de todo, soy casi una de ellos: yo también sé jugar a esconderme con nubes de tinta

Y de

El calamar es el tintorero para los lutos de los peces.

Que decía Gómez de la Serna.

(Cocino por control remoto, la meta es que digan: está igual. Lo he conseguido un par de veces pero sabía que me faltaba un ingrediente, la radio, mi madre siempre escuchaba la radio en la cocina, subsanado.)


Sin epitafio.

-Mi padre ha terminado por fin la lápida de mi madre. No había ninguna que le gustará y eligió aquí el jarrón, allá las letras y por tradición una virgen del Pilar. Estoy segura de que lo ha hecho para seguirla oyéndo mientras agujereaba el marmol:

-Matías, te eternizas, no sé por qué te empeñas en hacerlo tú todo con esas manos que tienes.¡Ay que manera de complicarte la vida!

Cuatro meses después podré volver a entrar en esa habitación.


In London.

Don Antuan, en quién tanto confío, me ha recetado Iam McEwan para estas navidades. Inés y Luis también vienen de allí casi directos a merendar el martes, parece que la atención geográfica para estos días está echada.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿Y el peso de la atención?




Benito del Pliego
 

 Hay un método de aprendizaje que está imbricado con lo afectivo, porque la unidad de peso del cariño es la atención.

 Tirando de ese hilo me he acordado de Benito del Pliego, de quien tanto aprendo, y he encontrado a  Bruno Montané


 
UNA BELLEZA OCULTA

Atrapamos la respiración del tiempo
y se ilumina el centro de la pregunta.
Imprecisa pero enérgica curva
que desciende por el ojo del huracán.
Las líneas del poema esbozan
una exacta estratigrafía y las huellas
desprenden un aroma gestual
de una entereza casi inextinguible.
El tiempo se exhala a sí mismo y nosotros,
ateridos, vivimos junto al pozo
de nuestra más sudada luz.
Respiramos el latido que se acaba,
caminamos en el centro del tiempo que,
sordo e inabarcable, brota de sí mismo
sin dejar de hacer preguntas,
mientras anuncia, una y otra vez,
el agujero dejado por las palabras,
el sentido de la belleza más oculta.