lunes, 14 de junio de 2010

Taida y un mundo de cuento al lado de la Ínsula Barataria




Ahora no me atrevería a enfrentarme a aquella cuadrilla de quinceañeros de Pedrola, entonces tampoco fueron fáciles los primeros días, pero yo tenía 25 y enseguida nos hicimos amigos. Probablemente fueron mis años más creativos, sin duda fue el trabajo en que he recibido más, más de todo. Había en aquel pueblo un inteligentísimo concejal de cultura, no porque me contratara y me diera la encomienda de “desasnar” dijo, a esa cuadrilla, sino porque era un hombre flexible y sensato.
Pedrola es un pueblo de la ribera del Ebro, en su palacio es probable que se inspirara Cervantes, que lo visitó, y entonces Alcalá, que está a dos o tres kilómetros, sería la Ínsula Barataria, hay un cartel en la carretera que lo afirma y todos lo creemos. Además en Pedrola hablan otro idioma, ¡a la nevera le dicen Frigide!
Aquel concejal del que hablaba me dio permiso para dar la clase dónde me diera la gana. Duro años, tres o cuatro, aquel acompañamiento, empecé siendo aún librera y lo dejé cuando me fui la segunda vez a El Salvador, así que terminaron siendo como hijitos. Había un núcleo duro, como en todos los sitios, Marcos, Taida, Marta y María Pilar, que son hermanas y se llaman como mi hermana y como yo, los otros iban y venían, pero al concejal tampoco le importaba lo numérico, si aprovechan dos contagiaran al resto, pensaba.
Intenté adaptar cada película, cada texto y cada conversación a lo que les iba sucediendo, hablábamos, claro, de sexo, de política, de música, de amor, de drogas, aunque la verdad es que yo me fumé el primer porro en serio con ellos y tenía ya casi 29. Cuando tenían el examen de la Celestina hicimos un filtro amoroso y, cuando les toco el Quijote, leímos El Diario de la Duquesa en el patio donde se inspira. La tía de Marta y María Pilar eran la guardesa del palacio y nos dejaba entrar, y también hacer el recorrido con las visitas, ¡y eso que Marta había roto un cuadro de Goya de pequeña con el taco del billar! Poder cambiar de aula sólo tiene ventajas, dimos clase en el río, en el pub, en la biblioteca, en la sala de exposiciones, en el palacio, un día nos fuimos a merendar a la Ínsula Barataria y, con frecuencia, la cocina de Manolita, la madre de Marta y María Pilar era nuestro refugio, era el lugar más agradable de la tierra aquella cocina con cocinilla de leña, o en la cuadra, si le tocaba a una de las dos ordeñar. O de pijamada, toda la noche, si tenían un examen.
Recuerdo que vino una Salvadoreña algo pija a visitarme y la lleve. Cuando Marta dijo que se iba a ordeñar exclamó –qué niña tan graciosa-y Marta se enfadó. María Pilar adoraba los caballos, no sé si habrá sido veterinaria, de Marta sé que tiene una niña, una vez me cruce con Marcos en la autopista, y me reconoció y pitó, pitó y pitó y nos salimos a tomar un café. Me puso verde, me dijo que se estaba dejando el pellejo en el sindicato de su empresa y que era por mi culpa, vivía con una brasileña y seguía teniendo aquel titubeo feliz. Pero es imposible no preferir y yo siempre preferí a Taida, la volví a ver en Toledo, en el centro de tetraplejicos, meses después del accidente. Aún lloro cuando la recuerdo dándome ánimos ella a mí. Tenía un reportaje en la cabecera de la cama sobre el experimento de la rata que había vuelto a andar y estaba segura de que estaba a la vuelta de la esquina, y me describía minuciosamente el suelo de Toledo visto desde la silla de ruedas, recordaba que es importante para mirar cambiar las distancias, Marta siempre decía que desde dónde mejor pensaba lo que iba a escribir era desde el tractor.
Muchos años después, anteayer, apareció un mensaje de Taida en el Facebook y ayer estuvimos chateando. ¡Nos marcaste! me dijo ¡no se puede imaginar cuánto me han marcado ellos a mí! Hay intensidades que no pueden ser sino recíprocas.
Esta semana porque la operan, pero la que viene vamos a cenar.
¡Con velas! dije yo, ¡y con tinto! dijo ella.
Nunca se sabe por qué esquina te va a asaltar un regalo que no imaginabas.
La foto es de Taida con su sobrina.

miércoles, 9 de junio de 2010

la luz del aula de octavo o otros batientes

En el aula de octavo se entendía mejor, y era por la luz, tenía seis ventanales enormes que daban a dos calles, ¿o porque era un cuadrado perfecto? En la de séptimo B también había seis ventanas, pero era rectangular y todo se entendía menos. Éramos muy pocos en octavo, menos de diez, seguro, y teníamos tres buenos profesores: quizá por eso se entendía tan bien allí.

Aquel día, don Jesús, que era el de lengua, nos dio aquella asignatura impronunciable: pretecnología. Teníamos que aprender a poner una bisagra. Se confundió un momento de disciplina y dijo que las frases en los textos deben ser como bisagras. Esa obviedad, y las que la siguen: que las palabras son como los tornillos, y el silencio como los agujeros, y la finalidad de una bisagra es hacer que gire algo; ventana, puerta o texto, siguen teniendo algunos días la luz del aula de octavo.

domingo, 6 de junio de 2010

A la recherche de la lectora de perdida

Yo iba a conocer el edificio de la nueva biblioteca, poco más, y claro, di una vuelta por las estanterías, nunca puedo irme sin saludar, están los lomos de siempre, Las mil y una noches, Stivenson, El cuarteto de Alejandría, Bertold Brech, María Zambrano, Chejov, Kafka, Faulkner, Calderon, Lorca... desde que tengo memoria permanecen inmutables, por mucho que los cambien de edificio. A los recién llegados los miro un poco abrumada, lo mismo me sucede con la gente en la calle, ¡son muchos desde hace muy poco!

Aun así, a veces puede uno ver, el viernes encontré a un recien llegado deslumbrante, y me sentí como si me estuviera esperando.

¡Además llevaba el carnet de la biblioteca en la bolsa de la piscina! y dicho y hecho, nos fugamos. Gran reencuentro el reencuentro con Primo Levi, habíamos coincidido hace unos años y lo disfruté mucho, ahora no puedo parar de leer, tengo la sensación de haber recuperado millones de papilas gustativas, y también tengo ese picorcillo en la palma de la mano, y esa urgencia infantil de recomendarlo.

sábado, 5 de junio de 2010

Anécdotas y anecdotillas


Hace tres años, creo, fuimos en el coche de Laura a Punta Umbría , con las dos Blancas, y, en alguna permutación, cuándo me tocaba de piloto o copiloto con “la veloz”, se puso a contar todas aquellas situaciones en las que dar le había reportado el doble, ¡prueba continuamente!¡prueba! me jaleaba.

Al día siguiente estaba en la puerta del lugar en el que se recitaba (no recuerdo como se llama, cambia cada año) y salieron dos parejas que me pidieron fuego, les di y luego, la más valiente de los cuatro me dijo:

-lo que realmente queremos no es fuego, es el mechero, nos vamos al hotel y no llevamos ninguno entre los cuatro.

Les di el mechero y la próxima persona a la que pedí fuego, alguien a quien no conocía, me dijo

-Llevo dos, quédate uno

Avance hacia la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, buscando a Laura para contarle que sus indicaciones vitales nunca caen en saco roto, pero me encontré a Antonio Gómez, que señalando al tronco del árbol en qué se apoyaba, me dijo

-Fulanito ha dejado de fumar, definitivamente, ha dejado ahí el paquete de tabaco y dos mecheros, para ti.

Fue una noche muy larga que, como todas las noches largas, recuerdo en orden, estábamos viendo las despedidas desesperadas de los grupos de adolescentes en el albergue, a las seis de la mañana, ccon Irene y otra chica y el Casellas , cuando encontré en el bolso un mechero que no coincidía con los anteriores, entonces llamó mi hermana porque habían intentado violarla, me fui hacia la playa para intentar calmarme y calamarla, ¡cómo se te ocurre ir a la playa sóla! me dijo, luego te llamo, le contesté. Me encontré a Braulio en la playa, que me encendió un cigarro tras otro y asentía, con tranquilidad, mientras yo hablaba por teléfono.

Luego pasee mucho, y terminé desayunando sola en la otra punta de aquella playa, tan larga que recordaba el final de las películas de Felini

En algún momento de esos huérfanos vacié desesperada el bolso en la mesa y salieron ocho mecheros, luego, claro, me fui a dormir, bien tranquila.


La foto es de la gran Yolanda Perez Herreras, que siempre nos mete en sus corazones.

viernes, 4 de junio de 2010

De Sonia a Sonia


Sonia Fides me la puso el domingo por la noche y me saco del ensimismamiento. Merci.
Hoy se la pongo yo a la Santon, que está ensimismada.

martes, 1 de junio de 2010

El horizonte ofrece el aspecto de una confianza mal colocada


Y yo sigo pegadita a Larrea:

Naturaleza indebida

Al partir del olvido con fingidas rosas
un sol verde a medida del deseo desnuda el mar
alrededor de un fuego quebrado esperan las heridas
el regreso de la cabeza en que se perfila la noche

La hora del saber dejada en suspenso sobre la ribera
a golpes de espejismos corta la retirada de los ríos
y allí donde el corazón se instala como en un relámpago
la esperanza espesa sus sauces hasta que el invierno
aprenda a distinguir a simple vista su júbilo de un hermoso vestido

Gota a gota en el caminar puro y breve
alrededor de las manchas del sueño nacen como tejidos de urgencia
arcos-iris en celo para los que saltan el delirio
nombres de velero para los menos prontos que sonríen.

Juan Larrea Versión Celeste Editorial Cátedra, y el título también es de Larrea, que hacía malabarismos con los horizontes.

La imagen es de Dave Muller

lunes, 31 de mayo de 2010

¿Nos llamaran antisemitas?



Cuándo Blanca y Leire grabaron Palestinos e israelíes, dos pueblos y una tierra , comentamos muchas veces el deseo de que se quedara pronto caduco, lamentablemente cada vez es más vigente.

Pero si por fin reaccionamos llamando al estado Israelí por su nombre, porque es un estado asesino ¿nos llamaran antisemitas?

viernes, 28 de mayo de 2010

El mantra de Joselín: Canta y no llores


Siempre tengo suerte con los iniciadores, uno de mis alumnos, que me está poniendo al día la afición

, me dice:


“cronológicamente, de los antiguos flamencos mis preferidos son caracol, fosforito y el

terremoto de jerez. de los contemporáneos (dejando a un lado a camarón, eterno)

me encantan el chano lobato, duquende, arcángel, la tana, morente, mercé...

pero hay dos artistas, muy distintos, que realmente me fascinan. ambos son bastante

mayores e incombustibles, cada uno en los suyo. por una parte, busca el disco de el pele

con vicente amigo titulado "canto", y por otro lado el "flor y canela" de el capullo de jerez.

no sé si conoces al musi, es un chaval de zaragoza, aproximadamente de mi edad, un virtuoso

del piano y gitano. las bulerías y los tangos que toca al piano son una pasada. otra rareza, para

cuando la fiesta se ponga en plan chill out es el disco del niño josele titulado "paz". si te gusta el jazz

te encantará, porque son versiones de bill evans interpretadas a la guitarra flamenca"


Los dos nombramos sobre todo al Cabrero y yo le cuento los, ya míticos,conciertos de La iglesia del

hospital provincial, él ha oído las grabaciones muchos años después. Allí le pille querencia a la Juana,

que no será la mejor pero a mi me dejó clavada con aquel revuelo en el altar.


miércoles, 26 de mayo de 2010

Terapia Blanch de Vero: Las tormentas


Lo primero que me encuentro en el buzón es la descripción rica, larga y minuciosa, de la gran tormenta que inauguró ayer la época de las lluvias en Venezuela. Para darte envidia titula el correo la niña Blanca, que conoce mis pocas y extrañas envidias

Y cuenta los detalles tan bien que con cada rayo atraviesa muchas tormentas. Mientras desayuno las recuerdo casi todas: las de la infancia, cuando mi madre se empeñaba en que un rayo iba a incendiar la mosquitera verde de la ventana del cuarto pequeño y cerraba la puerta ¿para no verlo? Las de casa de Fina, cuando aprovechábamos hasta el último momento en la piscina, sin vigilancia porque su madre, Vicenta, en cuanto empezaba a nublarse se metía muerta de miedo en un armario. Las de la Ponderosa, con el pedrisco rebotando en el techo de uralita. Las grandes tormentas molineras, cuando se ve luz a lo lejos, pero en el valle no se acaba la noche hasta que terminan los rayos sus simulacros del día.

Y sobre todo aquellas que nos inundaban la casa en la San Antonio, como si quisieran contribuir a la limpieza general, las gotas de las tormentas tropicales caen con tanta fuerza que rebotan hasta la rodilla, descargan con tanta furia que no puede existir más paz que la calma fresca de después de esas tormentas.

martes, 25 de mayo de 2010

Terapia Sonia Antón: La risa




Otra prueba del mal del aragonés, que dice lo que ve.


P.D. pero lo que más me impresiona del aragonés es el aivadeahí, por quita, vete. ¿Cómo lo escribirías tú Santón?