jueves, 11 de enero de 2018

¿Cómo puede ser pitagórica una racionalista?









He leído mucho a Jung. Al final de sus memorias cuenta que cree en la reencarnación, pero no tiene  pruebas y, como es un maje científico, no quiere más que contar su experiencia, sin generar escuelas. Deduce de la visita en sueños de su padre, que le pregunta que si se ha descubierto algo para hacer menos absurdo y doloroso el matrimonio, que va a morir su madre y se van a reunir. Cuidado, lo escribió a los ochenta años y no era nada pendejo. También cuenta que tuvo en el año 44 un sueño deslumbrante, todos aquellos que le precedieron en preocupaciones, a partir de quienes investigó, le visitaron en sueños para preguntarle si había logrado algún dato nuevo. Jung cree que nos reencarnamos, pero que seguimos siendo igual de tontos.

He vuelto a leer a Jung porque he vuelto a soñar, tuve un sueño magnífico. Un ave de millones de colores llegó a mi mano y empezó a poner huevos, puso ocho, eran enormes, yo ya no podía con más pero vi que venían un montón de huevos pequeñitos detrás. Subí los huevos a su nido y se rompió el espacio-tiempo. De pronto eran indistingibles los recién nacidos de la madre.  Y todos eran bellos. 

Me sigue persiguiendo el número 44. Hace muchos años que me persigue. 4 y 4 son 8, el número perfecto, y hay días en los que las fijaciones consuelan. ¿Cómo puede ser pitagórica una racionalista? Se preguntaba siempre Valentina.

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