martes, 1 de marzo de 2016

De oído





Marimbas, vocinas, dos simulacros de incendio, a la señora que canta tamales y da las tres y media, a un niño que habla llorando y me pone muy nerviosa, a un bolito desesperado, el viernes, todo el día, los cortejos adolescentes del Liceo Carlos Fuentes, que da justo a la ventana de mi habitación, rancheras, pájaros, excavadoras, helicópteros, broncas de maestros, cantos religiosos, timbres, silbidos, el motor del agua, las carcajadas, las entrevistas, y las exclamaciones de los compis del Lado B, algunas conversaciones sesudas y muchas conversaciones normales se oyen en este jardín, que tiene la oreja bien abierta a la calle.

Cuando suena música sale por esa tubería transformada en altavoz.

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