jueves, 27 de noviembre de 2014

Las buenas preguntas





Son como las semillas mejoradas a mano con muchas opiniones y paciencia. Las que pasan de vecino a vecino, van y vuelven y algún año se olvidan en el granero. Las que nunca se cobran: se regalan para que no se extingan, se aceptan con el compromiso de multiplicarlas.

Este año hizo Emma un plantero de melones con pepitas de uno que las tenía olvidadas y resucitó una especie que ha dado en llamar el melón de aquí.("y cuando salía un melón bueno había una cata de cuadritos diminutos en toda la calle, ¡entre todos se elegía el mejor!¡otras democracias!" dice)

Todo el prólogo era para comentar un viaje: Joaquina me ha enviado del ¿por qué? al ¿para qué? y resulta extraño, intenso y variado ese trayecto.

Por eso estoy tan callada. 

Llegan las misivas con caricias y sé que no estoy sola. Menos mal, porque la reciprocidad es prima de la certeza y cuando vienen de visita juntas sosiegan.

2 comentarios:

perestroiko dijo...

Supongo que no tiene que ver, pero... Douglas Sirk decía que el drama empieza con un personaje que se pregunta "por qué" - quizás sí habría sido más exacto que dijese "para qué".

Marta Sanuy dijo...

Esto de las preguntas ¡mira que depende de quién las haga y desde donde!

En este caso me encargo el trayecto una psiquiatra musiliana. Y creo que se refiere a los "para qué" pequeños¡(Siempre me imagino a Musil diciendo: "avanti pues, de perdidos al río" lo tengo que comentar con la Joaquinilla)

Besicos Aurelio. Gustazo siempre que aparezcas por aquí.