Lorna Simpson
El de la selección de los
motivos suele ser para mí el momento más arduo, una de dos, o se me
acumulan y me siento paralizada, o se esfuman todos al mismo tiempo.
Me sucede con frecuencia que, mientras pico cosas menudas en la
cocina, oigo lo que voy a escribir del tirón. Pero luego llego aquí
y escribo otra cosa. En el molino escribo mientras guiso, y aquí no
veo por qué no puedo hacerlo.
Preparar la cena en su cocina es volver a
escucharla nitidíta:
-Tú mucho pío, pío, pero tampoco te comprometes.
Recordarla en el bar, un día que Pascual y Nati pidieron el café
con leche cada uno en una punta de la barra, y la Arse les puso los
cafés en el centro y dijo:
-Tened un poco de talento, comunicaros bien, que no os hemos
votado para aguantar vuestras rabietas.
No sé si la escucharon, sospecho que no, a esas alturas ambos
estaban entrenados en esa sordera que es conditio sine qua non para
ser político.
-En todo caso, hija mía, hace falta no sólo cultura, sino mucha
subcultura para involucrarse en esto, y no te encuentro preparada.
Pero me cago en la leche Marta, yo en tu lugar hubiera sido una mujer
de acción.
Hablaba de la elección de los motivos y los míos ahora podrían
ser: “Gratísimo regreso a Casetas y a la taberna de Chueca:
Paula, Nines, Miguel, Almenara y los abrazos de siempre”. . “Más
preguntas: ¿Si hay tantas maneras de manifestar el dolor, serán
también innumerables las que usamos para expresar placer?” “La
tarde con Joaquina: ¡por fin! ¡después de tantos años de ser
amigas íntimas de blog! y el gusto de compartir con una psiquiatra
el concepto de salud mental”. “La querencia: ¿Por qué volvimos
a cenar Leire y yo a esa terraza, sin darnos cuenta, en el fragor de
la indignación con la mesa Colombiana?”. O quizá: “Las largas y
sorprendentes conversaciones telefónicas con mis primos y mis tías”.
O “Los reencuentros” o “El engrosamiento de las pieles que no
disfrutan erosiones” o “El pichi se ha despertado con hambre”.
Y hablando de cenas. Estuvo rebien la de anoche. Estuvimos viendo mi padre y yo a unos tertulianos y nos inventamos un juego para pesarles el lenguaje. Ni estrenamos la balanza.
Luego, mirando el Fb, el dedo se me fue sólo, sólo, sólo, como
en una ouija, y mamá gata me mandó de una patada en el culo a la
asamblea de Podemos en Utebo.
4 comentarios:
Del facebook como ouija a la asamblea de Podemos, y eso impulsada por una gata... ¡Eureka! ¡Esto se lo ha perdido Edgar Allan Poe!
y guiada por un ratón.
Menudo panorama, es la gripe, la misma que me ha impedido ir a ver Magical Gerl y contarte mis impresiones.
Cómo va usted Imagino que cunde el tiempo sin facebook.
Un abrazo gordo.
Bueno, para que me cundiera tendría que tener objetivos, pero lograr tenerlos es demasiado para un hombre superfluo.
Que te mejores.
Bien venido pues al club de los desobjetivados.
A ver si me mejoro, que me duele toooo.
Me ha dado más lectora que cinéfila, pero tú apunta todo lo que se te ocurra que debo ver por aquí.
Publicar un comentario