domingo, 11 de mayo de 2014

Menestra para el Maestro.




Salió rebuena la menestra para el maestro, se comió cuatro raciones por lo menos y yo disfruté un montón de ese acto místico de cocinar, que no siempre acontece cuando cocinas. La menestra se disfraza de sencillez, es mate, parece mediocre aún en la fuente, pero es tan sofisticada que obliga a cocer las verduras por separado para que no se mezclen antes de hora los sabores. Sería un desastre que los guisantes se pusieran acibalados con la alcachofa, o que la judía asimilara lo áspero del espárrago. Y así sigue hasta el final la menestra, barroca, hipnótica, exigente con los tiempos, castigadora si te ausentas o improvisas, con momentos álgidos, como el de calcular el pimentón picante o decidir el punto de las patatas fritas.

-Supongo que es sinestesia ¿no? Cuando sé que estoy cocinando bien ni se me ocurre probarlo, manda la mirada asesorada por el olfato, el gusto se destierra.

Le digo.

Y será sinestesia, porque no me replica.

11 comentarios:

El lejano dijo...

"Cuando sé que estoy cocinando bien ni se me ocurre probarlo, manda la mirada asesorada por el olfato, el gusto se destierra."

¿Y la tentación? ¿Cómo resistir a lo que la mirada y el olfato juzgan apetitoso?

¿Tan cerebral eres?

Marta Sanuy dijo...

Imaginar como sabe en cada momento y sin probarlo, ¡pensar los sabores! pero, sobre todo, llegar a la comida con hambre y curiosidad, no es cerebral, es epicúreo.

y a lo mejor, me gustaría, lograrlo es sinestésico.

El lejano dijo...

Qué extraño conversar con la mujer que no probaba los platos que hacía...

Qué insólita puede ser la vida.

Marta Sanuy dijo...

que no hombre, que no es insólito, habla con gente que cocina mucho y te dirá lo mismo.
saludos.

El lejano dijo...

Yo, que cocino (hago hasta el pan), vivo en un país (Francia) donde la cocina es una religión y converso sobre el tema con mucha gente, nunca he oído hablar de cocineros que no prueban lo que cocinan.

Es más, en los muchos programas de cocina que hay en este país, es un consejo que se da continuamente.

Desde que me fui de España (1980) ese país se ha vuelto muy raro.

Pero como dicen los franceses, "il faut de tout pour faire un monde"...

Marta Sanuy dijo...

rapidito te has ido al nacionalismo, no te sigo ¿cómo deduces los cambios de un país de que a mi, a veces, no me guste probar la menestra mientras la cocino?¿por qué han de ser mis interlocutores peninsulares? ¿Tú abres el pan a mitad de cocción y te comes un pellizco? Claro que se puede hacer sin ningún problema.

En todo caso todo da igual si el guiso está rico.

¡cuídado con las religiones!

El lejano dijo...

¿Nacionalismo? ¿Dónde? Yo hablo de cocina, no de política o de religión (incluidas las culinarias).

Todos los días, leyendo la prensa o blogs literarios españoles, me doy cuenta de que España se ha vuelto muy rara comparada con la España que yo conocí o con la Europa del Norte que conozco. Lo tuyo no es más que otro detalle de esa rareza, no el hecho esencial del que la deduzco.

También constato que no se utiliza la misma lógica en las conversaciones entre españoles y en las conversaciones entre franceses o suizos (Suiza es el país de una parte de mi familia). Tu ejemplo del pan lo demuestra.

À part ça, yo tenía que salir y ahora se ha puesto a llover a cántaros... :-(

Marta Sanuy dijo...

Yo el otro día me volvía dar cuenta de lo poco que me gusta este país y decidí volver a irme. Pero es una pendejada, uniformidad y diversidad hay en todos sitios.

Jo, una tregua, no me adscriba usted deformaciones lógicas nacionales tan pronto.

Es rico que llueva. A disfrutar.

saludos.

El lejano dijo...

¿Eres Géminis?

Marta Sanuy dijo...

¿y por qué no iba a selo?

El lejano dijo...

Porque hay 91,7 % de probabilidades de no serlo...