miércoles, 18 de diciembre de 2013

Preferir es levantar a uno del polvo que a todos nos forma.




Me gusta tener ritos, muchas pequeñas obligaciones que se puedan transgredir. Y cada tanto tiempo les cambio el horario.

El sábado estuve hablando mucho con Elisa delante de la chimenea,  la Blanch se nos quedó dormida,  pero sabíamos que algo nos estaba oyendo porque la miramos un par de veces y sonreía. Al día siguiente fue rico y divertido re-tener la conversación, completar los cachitos de plática que le faltaban.  Mi mayor deseo, tener una vida bien conversada, se está cumpliendo. Elisa dice muchas veces "intentar comprender" y esa pareja me encanta. Además Elisa me recuerda aquella cita, la de que opinar es como engrasar una máquina, no es necesario echarle cubos de aceite por encima sino poner dos gotitas en las junturas adecuadas.

Me acordaba ahora de la conversación porque hablamos mucho tiempo del tiempo. Y también porque la niña me dijo al día siguiente cuando estábamos hablando de un amigo "se debe morir de ganas de hablar muchas horas contigo". Y me encantó el piropazo, que dijera exactamente eso. Hoy he decidido que ya no buscaré las citas por la mañana sino por la noche, la del título es de Max Aub.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta eso de tener muchos rituales para poder trasgredirlos, y eso de querer tener una vida conversada y conseguirlo. Me gustas Sanuy. De copas.

Marta Sanuy dijo...

Pues no me gusta gustarle a cualquiera (y no es vanidad, es que ser simpática en automático es un maná de problemas y, como tanto trozo de lo que somos es aprendizaje, a veces se me sale el pasado de camarera y luego, ¡va que rollo! cualquier paisano/a quiere ir de cómplice) pero me muero por gustarle a unos pocos entre los que ocupas la fila primerísima.

Merci.

Estoy tan locuaz porque vengo de ver a Pepito y las catarsis de Antígona ¡púchica las catarsis de Antígona! Hoy me he zambullido en el laberinto eligiendo libros para los de la primera fila. ¡Fiestón de certezas y de dudas!

He vuelto a comprobar que Pepito para alejarme de mi propio coco es la peor compañía. Esta mañana hasta le he dicho una salvadoreñada, bien bonita:

"Le dijo el comal a la olla: apártate, que me tiznas"

Hasta mañana.