viernes, 22 de febrero de 2013

Si una noche de invierno un viajero, fuera del poblado Malbork, asomándose desde la abrupta costa sin temer el viento y el vértigo, mira hacia abajo...



Sophie Calle


Las páginas que buscaba estaban del 85% en adelante: 

"No puedo dejar de pensar en mi conversación de ayer con el tal Marana. También yo quisiera borrarme a mí mismo y encontrar para cada libro otros yo, otra voz, otro nombre, renacer; pero mi meta es capturar en el libro el mundo ilegible, sin centro, sin yo.

Pensándolo bien, este escritor total podría ser una persona muy modesta: lo que en América llaman ghostwiter, el escritor fantasma, una profesión de reconocida utilidad aunque de no mucho prestigio: el anónimo redactor que da forma de libro a lo que tienen que contar otras personas que no saben escribir o que no tienen tiempo, la mano escribiente que da palabras a existencias demasiado ocupadas en existir. Quizá mi auténtica vocación era ésa y he fracasado. Habría podido multiplicar mis yo, anexar los yo ajenos, fingir los yo más opuestos a mí y entre sí.

Pero si una verdad individual es la única que un libro puede encerrar, más vale que acepte escribir la mía. ¿El libro de mi memoria? No, la memoria es auténtica mientras no se la fija, mientras no se la encierra en una forma. ¿El libro de mis deseos? También ellos son auténticos cuando su impulso actúa con independencia de mi voluntad consciente. La única verdad que puedo escribir es la del instante que vivo. Acaso el verdadero libro sea este diario en donde trato de anotar la imagen de la mujer de la tumbona en las distintas horas del día, tal como la voy observando al cambiar la luz"

Italo Calvino
Si una noche de invierno un viajero.



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