jueves, 24 de enero de 2013

Oscura, silente madriguera





Walker Evans


Convertirse en un estado anímico

sólo puede servir para delimitar la parte de ti que se ha quedado fuera.


Piojoso, piojoso, piojoso.

Cuando choca las uñas de los dedos gordos y dice tres veces piojoso está curando, ese es su conjuro contra la neurosis, cura a la manera de los boticarios de Cunqueiro. A estas alturas no hace falta que nos cuente aquella historia de dos que estaban riñendo cuando uno se cayó al río.

-Y ¡qué gana le tendría al otro el que se ahogaba que no se acordó de nadar! eso sí, tuvo tiempo para sacar los dedos muchas veces y frotar las uñas para repetirle piojoso.

Mama gata tiene esa manía de curarnos repitiendo tres veces la misma palabra. Anda, anda, anda, suele ser también infalible.

Lobotomía

Estaba pensando en la cama que me tengo que copiar aquí entero Lobotomía.

Cuando le preguntaba mi hermana a mi abuela que a cual de las dos nos quería más siempre contestaba que a mí, porque me había querido más años.  De todos los poemas que escribieron los amigos y conocidos quiero más  los de Lobotomía, porque vi como llegaban a mitad de comida o a altas horas, por los bares, durante muchísimos años.

Además, cada vez que muestro las orejas en los mundos de los literatos recurro luego, para purificarme, a lo de la biznaga o a este poema:

Lobo Preterido

Cansóse de rivalizar con peores,
de escuchar fallos injustos.
Después, palmeándole en el lomo,
siempre alguno trataba de consolarle:
“A la larga te impondrás,
el lobuno talento te habita”.
Acudió al tópico:
“Lobo solitario bien se lame”
y hoy habita-orgulloso, preterido,
soberbio y cínico-
oscura, silente madriguera.

Javier Barreiro

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