jueves, 11 de octubre de 2012

Mis simplezas y las de Madam Bovary







El nosotros

Es como el colesterol, hay un nosotros bueno y otro malo, que agrava todas las patologías del yo.


Tres pesadillas chocarreras inspiradas por la crisis:

-Estaba comprobando la fecha para unos análisis y me di cuenta de que me citaban en la quinta planta del Corte Inglés.

-Mi madre llevaba días desaparecida. Mi padre, después de mucho insistir, me contó que estaba trabajando en un bingo.

-De la tercera ni me acuerdo

Pedagogía y ortografía

Doña Manolita era baja, rechoncha, enseñadora y alegre. Doña María Luisa era alta, delgada, rubia y la mujer del secretario del ayuntamiento. En la clase de Doña Manolita éramos felices, hasta nos dejaba pasar los exámenes a limpio. En la de Doña María Luisa había un negrito con forma de hucha y los castigos costaban dos duros. Sus alumnos estaban continuamente endeudados y nos lo contaban en el recreo.

Un día sucedió lo más temido, nuestra maestra se puso mala. La rubia nos mataba a dictados y me pilló una raya o una ralla equivocada, desde entonces no he sabido diferenciarlas. Cuarenta años después, cuando aparece la palabra dichosa sólo recuerdo su cara de placer dándome con la regla en los dedos y mis primeros números rojos: diez pesetas.

Pero ¿Qué quería rayar hoy yo?


De timba con Madam Bovary.

Voy a volver a hacer reseñas y es evidente que me privan las novedades: la última que escribí fue sobre los cuentos de Allan Poe. Ahora mi reto es reflexionar en unas pocas líneas sobre la valentía de Flaubert al iluminarnos con una saturación de vaciedades.

¿Por qué todo es surrealista o kafkiano y nunca he oído decir “no te pongas Bovary”? ¡Con el montón de Bovarysmo, o como se llame, que hay! Bueno, ahí estoy, de fiestas del pilar con Flaubert, intentando pensar en contemporáneo el síndrome. Hasta me he preguntado cual era la situación más potencialmente Bovary de mi vida: la he encontrado y la contaré cuando logre traerla a este lado del lenguaje y me explique como se ajusta al asunto.


 Imagen Saul Steinberg

4 comentarios:

Jesús Alonso dijo...

Sigue con estas simplezas tan llenas. Bien visto lo de Bovary.

Anónimo dijo...

A mi me acaba de subir el colesterol bovaristico...

Marta Sanuy dijo...

Gracias, Jesús.

Jodida esa dolencia, parece que la única medicina conocida es el arsénico. Será una falsa alarma.

Marta Sanuy dijo...

Gracias, Jesús.

Jodida esa dolencia, parece que la única medicina conocida es el arsénico. Será una falsa alarma.