viernes, 2 de septiembre de 2011

Más acá de mí mismo y de mi par de yemas

Debajo de la parra ha sido otoño durante estos meses porque está enferma, en realidad ha bebido demasiado, no paró de llover en todo el invierno. Ahora también es otoño fuera de la parra, se acabo el desconcierto de dos estaciones superpuestas.


Viene a ser como un abrazo que ya no esperabas ponerte una chaqueta y unos calcetines.


La gran tarea de la literatura consiste en domeñar el tiempo, por eso es recomendable contar el presente al menos con una semana de retraso.


No vale hablar del otoño tan pronto.


Y el título se lo he robado a Cesar Vallejo.

2 comentarios:

paulafigols dijo...

Qué bueno es eso de "contar el presente al menos con una semana de retraso". Me quedaría sin trabajo (ay, los periodistas nos tenemos que reinventar...), pero todo se entendería y se disfrutaría más con un poco de sosiego.

Miguel Baquero dijo...

A mí también me ha encantado ese consejo de narrar con una semana de distancia. Aunque a veces, pasada una semana, hay cosas que pierden su sentido, pero es un consejo cojonut.