viernes, 19 de febrero de 2010

Sufoco





Me gusta conducir porque me gusta gritar.

Gritar es buenísimo.

Pero ¿dónde gritas?

Sólo se puede en el coche.

Iba por debajo de las palmeras de la Plaza del Portillo cuando empezó a sonar el Sufoco, una canción que no oía ni gritaba ni recordaba desde la calle la Habana. No noté el trayecto y, con mi habitual fortuna para las tonterías, ya estaba aparcando en la Plaza San Lamberto. Esperé a que terminara la canción dispuesta a desgañitarme; lo hice agusto sin darme cuenta de que dos de mis alumnas me estaban mirando. Volví a tener tres años cuando me supe descubierta.

Con canciones como esta David Byrne inauguró Luaka Bop, el sello en el que sigue editando joyas. La primera fue en 1989, cuando yo era una librera recién casada y mi casa un paraíso musical, el primer disco, al que pertenece esta canción, se titula Beleza tropical, eso lo sé sin tener que preguntarle al Google, y sigue siendo recomendabilísima, sobre todo para los que hemos decidido aprender portugués cantando.

+ cosas

Los soperos estrenan página y me hace mucha ilusión.

Ha salido otra vez el Calidoscopio, ¡ese cofre siempre lleno!


6 comentarios:

Anónimo dijo...

fiel a tus viernes musicales, eh? jejejej
me gusta nena!!
tb he descubierto el placer de la música a solas en el coche, es un placer como dices, de esos que ayudan a gritar : D

un besazo cara

Marta Sanuy dijo...

Y luego hasta he cambiado de onda, sigo melona pero me he encontrado en el face del Ezpeleta a los The Psychedelic

http://www.youtube.com/watch?v=-vHx6q9kX5o

y ¡creo que me voy a dar
otra vuelta!, aunque sea hasta garrapinillos, (si me queda gasolina)



besazos

Miguel Baquero dijo...

Ahora mismito me estoy bajando esa canción de Internet...

alicia dijo...

Qué maravillosa idea... yo también quiero aprender idiomas cantando a voz en grito! Seguro que ni el húngaro se resiste con semejante pasión latiendo en la garganta.
Abrazos a la niña de 3 años

soperos dijo...

besazos, marta!

;)

òscar.

Marta Sanuy dijo...

más besazos para ti, Óscar