Encontré la bolsa de agua por casualidad y desde entonces se ha convertido en mi compañera inseparable. La caliento una y otra vez, y no hace frío en casa, pero me resulta interesante reconfortarme los fragmentos. Sólo al calentarme la tripa descubro que tengo los pies helados y así me voy localizando.
Eso me ha recordado que hacía mucho tiempo que no leía a Beckett.
(…)Nos refugiábamos en la aritmética. ¡Cuántos cálculos mentales efectuados de común acuerdo doblados por la cintura! Elevábamos a la tercera potencia números ternarios completos a veces bajo una lluvia torrencial. Bien o mal grabándose progresivamente en su memoria los cubos se acumulaban. En vistas a la operación inversa en un estadio ulterior. Cuando el tiempo habría hecho su obra.
(…)Para poder gozar del cielo de vez en cuando se ayudaba de un espejito redondo. Después de velarlo con su aliento y frotarlo contra el muslo buscaba las constelaciones. ¡Ya la tengo! Gritaba refiriéndose a
(…)Todos estos conceptos son suyos. Yo no hago más que combinarlos a mi modo. Dadas cuatro o cinco vidas como ésta yo hubiera podido dejar un rastro.
(…)Pero hablo de hace cinco o seis años. Estas indicaciones de duración, y las que han de venir, para que nos sintamos dentro del tiempo.
La imagen es de Soledad Sevilla
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3 comentarios:
Ay, amiga, qué bien titulas, qué bien elijas tus lecturas, pero qué grima me da las bolsas de agua caliente... aghhh... no puedorrrr
Apoyo la opinión de Baquero!!
eres la maestra de las citas a cuento.
Por cierto cara, que para el 5 y 6 no estarás pensando venir a madrid? que "actúa" jordi.
un besoo
son
¡Miguel te tienes que reconciliar con las bolsas de agua caliente!, esas manías, a qué fin.
gracias pero yo sé que que sois exagerados.
voy el 23-24, hazte hueco y hacemos una fiesta, luego me voy de molinera unos días con la Blanch, y en esas fechas habré vuelto a la inmovilidad
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