No iba buscando pájaros, pero los encontré, hay pájaros, además de los sapos y culebrones que denuncia mi madre, en el armario.
Reclinas la cara en la melancolía...
Reclinas la cara en la melancolía y ni siquiera
oyes el ruiseñor. ¿O es la totovía?
Soportas mal el aire, dividido
entre la fidelidad que debes
a la tierra de tu madre y al casi blanco
azul donde el ave se pierde.
La música, digámoslo así,
fue siempre tu herida, mas también
sobre las dunas fue la exaltación
No oigas el ruiseñor. O la totovía.
Dentro de ti es
donde toda la música es ave.
Reclinas la cara en la melancolía...
Reclinas la cara en la melancolía y ni siquiera
oyes el ruiseñor. ¿O es la totovía?
Soportas mal el aire, dividido
entre la fidelidad que debes
a la tierra de tu madre y al casi blanco
azul donde el ave se pierde.
La música, digámoslo así,
fue siempre tu herida, mas también
sobre las dunas fue la exaltación
No oigas el ruiseñor. O la totovía.
Dentro de ti es
donde toda la música es ave.
Eugénio de Andrade
Versión de Aníbal Núñez
Versión de Aníbal Núñez
p.d En Historias Inflamables cuenta Inés un homenaje a José Emilio Pacheco más apetecible que nuestros premios y fastos, que a mi me agotan. En el homenaje de Mexico el año pasado lo que pasó fue que:
“Como este año era el primero- señala Francisco Vargas- no había recursos y apenas recibimos apoyos institucionales, que solo respondieron dos días antes. Tenemos suerte porque hoy a la una de la noche habrá luna llena, así que el momento va a ser mágico”.
2 comentarios:
Paseando de blog en blog como quien salta de piedra en piedra he llegado a tu orilla. Esta mañana me desperté pensando en un libro de Eugenio Andrade que hace tiempo persigo y encontrar este poema en tu casa me ha dibujado la sonrisa en los labios.
Un abrazo y si me lo permites me cuelo un rato en tu armario para llenarme del polvo sabio de esos libros...
Hola Alicia, bienvenida, puedes pasar cuando quieras claro, es un placer ser visitada. Pero encontrarás más polvo que sabiduría, vas advertida
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