Lo cuento de memoria, lo he leído en algún sitio, podría comprobarlo y ponerme erudita, pero no tengo ganas.
Había un pasacalles, majoretes o algo así, y algunos de sus amigos poetas llegaron a la casa del Trocadero diciéndolo todo; un prólogo que maravillaba.
-Tienes que ir
repetían
-¡Si hubiera pasado por aquí!, ¡pero no pasa!.
-Tienes que ir.
Parece que algo ocurrió, se rompió el desfile, por algo, no sé si hubo una revuelta o reventó una tubería, la cosa es que buena parte de la comitiva tomaba refrescos una hora después en el Trocadero 162.
La única casa, Bernal lo sabe, a la que le debo en serio una visita.
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