Este pueblo, que siempre fue agrícola, está lleno de laurel y todo el mundo compra el laurel en los supermercados.
¡A mi me pareció una idea brillante, casi un poema, que socializaran desde el ayuntamiento las especias!.
O propiedad privada o manadas depredando, no parece haber termino medio en nuestras cabezas.
Me escandaliza que mi madre compre el laurel. Acabo de bajar a por tres hojas para prepararme unas patatas con bacalao, desde luego no para hacerme una corona.
Sigue siendo lo que más añoró, esa época en la que llegaban invitados y decía:
-¿Os quedáis a cenar?. Bueno pues bajamos a por la cena.
Y recorríamos aquel pasillo de cien metros recogiendo patatas, tomates, ajos verdes, pimientos, cebollas, calabacines, fresas y melocotones para el postre. Hasta recuerdo que un día pensé: ¿qué sería de mi sin La ponderosa? . No sé para que me acuerdo ahora, después de tanto tiempo.
Mi madre sigue diciendo que debería haber nacido hace cien años, por lo menos, que no soy "de ahora", se escandalizaría si me viera robar laurel fresco.
ah: la canción para aquel lugar, el eden del tío José María:
y tambiennnnnnnnnnnnnnnnnn
4 comentarios:
Te veo muy laureada. Nos gusta comprar.
yo tengo un laurel en mi jardín, y dentro de poco cerezas rojas, y jazmín
siempre pienso qu no me lo merezco, es más, que este jardín no me merece, soy rata de salón, jaja, afortunada, tb, eso sí
¡Ay vainica doble!
Hace un par de meses, paseando por un mercado vi un puesto de plantas en el que había un bonsai de laurel.
Me dio un colapso al imaginar la agonía del glorioso arbusto. Así que compré el laurel y lo "liberé".
Le he dado una maceta enorme, crece y crece, le han salido un montón de anexos y hojitas.
Se nota que somos de pueblo ;)
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