miércoles, 13 de junio de 2007

Tatiana y la mujer sin atributos conversan sobre el miedo e intentan clasificarlo.





La intimidad es mucho más que la confesión de unas cuantas anécdotas biográficas, de eso no cabe duda, y mi intimidad con Tatiana es enorme; desde hace unas semanas abordamos cualquier tema, por cósmico que sea, sin prolegómenos. Unos cinco o seis años nos ha costado volver a vernos físicamente a Tatiana y a mi desde que nos conocimos en Ámsterdam, y las dos sabíamos, perteneciendo a la misma extraña familia, que no iba a ser en balde la espera.

Paseábamos el domingo desde el retiro hasta esa comida, que no en vano Ababol pondera, y hablamos de un gran tema: el miedo.

Tatiana, capaz de enamorarse sin cálculos y sin quitarse el chaleco antibalas en Irak, también tiene miedos. Sobre todo, me dice, tiene miedo de los miedos, claro, y lo que más creo que teme es el miedo de los otros, el que los paraliza, ella también tiene de ese y lo entiende aunque lo combate:

-El que impide transformarse.

Entonces nos ponemos a clasificar:

-Se llama insomnio al miedo a no dormir
-El miedo al fracaso siempre nos hace fracasar, de eso no hay duda
-El miedo a perder a quien tenemos más cerca nos convierte en "esclavos azules",
-El miedo a perder bienes y estabilidad nos ata a dinteles, sofas y cazuelas...
-Y esta el miedo a irse, y el miedo a quedarse.
-Y el terrible miedo al otro, ese que empieza con un hongo llamado desconfianza.

Después nos reímos porque llamo a Blanca, que esta en train de comerse unos percebes, y me cuenta que nuestro gran Rene se ha traído una Zodiac para el Molino, y después nos cuenta Tati que ya ha mandado los planos para el barco.

-Rene siempre hace lo que dice que va a hacer

Y concluimos, solo con una mirada, que no debemos asustarnos, tenemos muchos antídotos contra el miedo.

Luego, ya en el restaurante chino le digo:

-¡Que nombre tan bonito tienes Tatiana!. Me encanta tener amigos con nombres rusos, cuando os nombro la conversación parece aromatizada por Chejov y Dostoyevski, ¿te he contado que tengo una amigo que se llama Vladimir Baisa?.

También tuve un gran amigo chino-nicaragüense que se llama Arturo Chou, recuerdo cuando nos traen los rollitos de primavera y comienza el mano a mano Nacho-Joaquín. Y se nos va el miedo con la buena suerte.

Más coincidencias, durante la tarde también se hablo del miedo: Cronicas de Tedia

10 comentarios:

Laura dijo...

Dos citas:

Sobre el amor y la posesión:
"No hay amor desgraciado: sólo se posee lo que no se posee
No hay amor feliz: lo que se posee, ya no se posee".
M Yourcenar

Sobre el amor y el miedo:
"El amor ahuyenta el miedo y recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa: también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma"
Aldous Huxley

Jesús Alonso dijo...

El miedo es libre, por eso llega cuando quierre y se va cuando le da la gana. Y a joderse.

Anotherdia dijo...

Miedo...que útil e inútil al mismo tiempo. Me alegra poder contarte que me he deshecho de alguno, por que no me quedaba más remedio. Tenia dos opciones quitármelo o aislarme del todo...y no me dio la gana de hacer lo segundo.
Me ha encantado y me ha recordado una pequeña conversación que hemos tenido acerca de ese tema. ¿Te acuerdas?

Marta Sanuy dijo...

Buenas citas Lauritita.

Jesús en mi pueblo dicen que el miedo está en el Castellar, que es el único monte que tenemos, y que cada uno va y coge el que quiere. No será verdad, pero me gusta.

Me acuerdo Zoe, ¿vuelves o no?

beatus_ille dijo...

el miedo a tener miedo?
el miedo a los otros? ese es muy malo

a mi me jode tener miedo a la incertidumbre, es decir, a sufrir por el futuro, algo estúpido puesto que si este aún no existe aún no hay problema que temer... o sí??

bss

beatus_ille dijo...

mira esto es de la galatea (miedo al amor?)

Afuera el fuego, el lazo, el yelo y flecha

de amor, que abrasa, aprieta, enfría y hiere;


que tal llama mi alma no la quiere,

ni queda de tal ñudo satisfecha.

Consuma, ciña, yele, mate; estrecha

tenga otra la voluntad cuanto quisiere;

que por dardo, o por nieve, o red no’spere

tener la mía en su calor deshecha.

Su fuego enfriará mi casto intento,

el ñudo romperé por fuerza o arte,

la nieve deshará mi ardiente celo,

la flecha embotará mi pensamiento;

y así, no temeré en segura parte

de amor el fuego, el lazo, el dardo, el yelo.

Marta Sanuy dijo...

Como se nota que has sido alumna de Aurora Egido, niña privilegiada.

El miedo al futuro; ¿tu cuanto miedo cogiste en el Castellar abusica?.

Hay demasiado miedo inculcado. El miedo es también una educación para paralizarnos. Supongo.

Marta Sanuy dijo...

Ah, y lo que yo quería decir hoy, que los amigos son los que me quitan el miedo

Fernando dijo...

Será casualidad pero me he encontrado con varios blogs y el miedo...dolor, soledad, muerte propia y de tus seres queridos...me parece que el ser humano se llame como se llame y viva donde viva sufre de los mismos miedos...eso nos hace más iguales...de todas las maneras me parece interesante vuestra lista...un beso

Ana Pérez Cañamares dijo...

Yo ahora tengo miedo a todo lo que me saque de mí, y no me gusta, pero trato de mirarlo con cariño, para que cuando se vaya lo haga de buen grado y no me deje algo peor en el armario. Y tengo miedo a no dormir (qué gran definición para insomnio). Y también tengo miedo al verano, Martita, al calor que me nubla las entendederas y me deja sumida en el aburrimiento del sopor. Y al futuro, Sonia. Joder, que acojone, cuántos miedos.