martes, 15 de mayo de 2007

Una persecución de cuatros



Desde hace un tiempo me persiguen los cuatros. A pesar de todo sigo sin tener ni cuatro gramos de superstición, pero no voy a negarlo, tengo la impresión de que algún mensaje puedo inventarme con esto:

Cuando miro el reloj son las 4:44, echo gasolina y la manguera se dispara en 44,44. He vivido en un 44, en un 104, y ahora aparece en mi vida otra dirección con un 4 pelado. Estos días vamos mucho a casa de mis padres, yo hasta trabajo aquí, mi hermana también vaga por estos lares con frecuencia, mi madre repite: vamos a comer que ya estamos los cuatro, ¿nos vamos dar un paseo los cuatro?....Una vez escribí una novela, a cuatro manos, que alguien borro, se iba a titular Ayutuxtepeque 44. Mi primer recuerdo, dicen que falso, es de cuando tenía cuatro años. Ayer pedí hora para el médico, ni siquiera tuve que anotarlo, el día cuatro, a las cuatro. Siempre creo que dejo mis deseos en cuarto lugar. He ido a comprar patatas esta mañana, cuando salía me gritan por la ventana "compra huevos, que quedan cuatro", ¿cuántas patatas compro?, he preguntado yo, que soy olvidadiza, "chica, pues compra unos cuatro kilos". He de confesar que me temblaban las piernas cuando la tendera, que es mi prima, como todos, me ha dicho: “¿Te importa que pase un poco?, cuatro kilos cuatrocientos cuarenta gramos. Después hemos tomado cuatro cafés, dos cada una, con una amiga que se ha obstinado en repetir que no me agobie, que disfrute, que la vida son cuatro días. Las sillas ya no me parecen sillas, sino acumulaciones de cuatros.

Hay un episodio de Doctor en Alaska que utilicé para una propuesta del curso, una vez tuve una alumna (Miriam G. ¿eres Miriam Gálvez?, si lo eres fuiste mi cuarta alumna, la que me recomendó que escribiera yo también los ejercicios que ponía a los demás). En ese episodio Magi abre la puerta y encuentra a una jovencita que la increpa. Es ella misma con unos años menos pidiéndole las cuentas biográficas, hablan mucho y la conversación no tiene desperdicio, pero yo solo recuerdo que la de 14 le dice a la de 24 “¡nosotras nunca hemos querido ser piloto!”

Yo creo que el mes que viene a mi va a venir a visitarme una Marta de 24, cuando tenía esa edad conocí a Luis Landero y me hizo cuatro preguntas que han sido fundamentales,

-¿Quiénes son ellos?
-¿Cuántas horas pasas al día sola? (por lo menos cuatro apostilló)
-¿Por qué tienes tantos electrodomésticos?

Empiezo a tener la certeza de que se van a encontrar la de 24 y la de 42 y van a esperar juntas a la de 44. Todavía tengo que resolver la cuarta pregunta de Don Luis, antes de que llegue esa jovencita para recriminarme esta dejadez y hacerme compañia.

3 comentarios:

Laura dijo...

Ya sabes que la realidad tiene múltiples interpretaciones. Pero si descompones los números en factores primos te darás cuenta de que no te persiguen tantos cuatros: 44 sin ir más lejos =11x2x2; 104=2x2x2x13; 14=7x2; 24=2x2x2x3; al final todos son números primos. Vivan los primos, que diría una tal Ababol.
De todas formas, cuando nos empecinamos en que algo es de slguna manera, acabamos argumentándolo y consiguiéndolo. Y más si uno es maño.

Conclusión: Te persiguen muchos cuatros, pero no todos.

Jesús Alonso dijo...

Cuatro minutos me ha llevado leerlo con mis cuatro ojos, en un despacho de la cuarta planta que co compartimos cuatro. Menos mal que son las 12 y 12.

Marta Sanuy dijo...

El que madrugue por verme ¡qué poco sueño tendrá!

Laura lo de los primos de Ababol me tiene tumbada en el suelo, cuídame un poco que estoy débil y tanto reírse no puede ser bueno.

Si solo me persiguen unos cuantos me quedo más tranquila

Jesús: NO TE TIRES