viernes, 13 de marzo de 2015

Drummond de Andrade



 Chema Madoz


 


Acércate más y contempla las palabras. Cada una tiene mil caras secretas bajo una cara neutra y te pregunta, sin interés por la respuesta pobre o terrible que le dieres: ¿Trajiste la llave?

miércoles, 11 de marzo de 2015

Bacanal lectora isabelina o a la recherche del Aleph




Por muy bien que se porte la semana nada superará ese skipi del lunes con Isabel, hay ratos  en los que sabes quien eres y quienes son los demás, exactamente, y esa mezcla produce una potencialidad tremenda , y luego, después de la conversación, pensé en la cocina: ¡puchica, nos salvó la tecnología de perdernos, y perder lo que buscamos después de encontrarlo es bien grave!

Con Isabel ya chateaba, mucho y en serio, ni modo, se murieron nuestras madres a la par y volvimos a contarnos después de veinte años. Hace unos días le mandé el curso que estoy preparando y a ella le apeteció hacerlo y yo le dije, cheveré, haz de alumna pilota y me ayudas,ponte a pensar en las cosas y en las casas.

Nos juntamos el lunes por la mañana memoria lectora en mano y atravesamos juntas casas, chozas, terrazas, nidos, conchas, áticos, supermercados, palomares. Ella me convenció de Saramago y yo la intenté persuadir de Borges, ¡Le presenté a Carson McCullers! Ella me recordó "Una rosa para Emili" y algo bueno de Benedetti, y a una japonesa que tengo por ahí anotada. Hablamos de casas diferentes y casas iguales, de champas guanacas y chozas congoleñas, de casas móviles, de patios, de corralas, de Carpentier, de Donoso, de Lowry, de Bernarda Alba, de Joyce, de Ibsen, de Capote,de Poe, de Carver, de Cortázar, de Whitman, del terror gótico y de hospitales, conventos, posadas, hoteles y refugios. De Eco, de Rulfo, de Carpentier, de Calvino, de Perec...sin salirnos del carrilito de las casas.

Todo eso, además del cantadito guanaco de Isabel, me ha sumido en uno de esos febriles y placenteros procesos de búsqueda de no sé qué, pero que sea significativo, sencillo, hermoso, que se deje ordenar, pero no del todo, que sea polisémico, potente, potencial, acogedor.

El lunes hemos vuelto a quedar, y el jueves vuelvo al mundo en Santander.

sábado, 7 de marzo de 2015

Rousseau herborizando y los relojes vegetales de Linneo










Los relojes florales de Carlos Linneo fueron construidos en muchos palacios europeos, bastaba saber qué flor se había abierto o cerrado para calcular la hora

Por ejemplo:

Para dar la 1, el clavel silvestre
Para las 2, la pimpinela escarlata
Para las 3, el amargón
Para las 4,la corre-huela que se cierra a las cuatro
Para las 5, el nenidar blanco
Para las 6, la oreja de gato
Para las 7, la calendula africana
Para las 8, la pelusilla ratonera
Para las 9, el cardo
Para las 10, la lampsana
Para las 11, la estrella de Belen, que abre a esa hora.
Finalmente para las 12, la pasionaria, que abre al mediodia.


Del fervor por herborizar dice Rousseu:

 “…Mamá se entretiene herborizando entre la maleza, y en las flores de un ramo que le había recogido por el camino ella me hizo observar mil cosas curiosas de su estructura que me resultaron muy placenteras y que me debieron de despertar el gusto por la botánica, pero el momento aún no había llegado; yo estaba distraído por otros muchos estudios.”


“Yo os aconsejé la botánica y os la aconsejo otra vez a causa del doble provecho del recreo y del ejercicio, y porque cuando se ha herborizado mucho en el roquedal durante el día, por la noche no se hace tan duro ir a acostarse solo”



viernes, 6 de marzo de 2015

Hallazgo:





También hacían herbarios:


August Strindberg
Bernard Shaw
Derek Jarman
Dylan Thomas
Edvard Grieg
Gustav Mahler
Knut Hamsun
Ludwig Wittgenstein
Martin Heidegger
T.E Lawrence
 
Virginia Wolf

jueves, 5 de marzo de 2015

Quiero ver...






La fuerza de voluntad es algo que me para en seco. Con lo que me gusta cocinar y soy una crudívora, me pongo ciega de stick tartar y salmón con soja. Cuando consigo madrugar me prometo no dejar de hacerlo, pero al día siguiente gana la noctámbula, y además exagera. O me empecino en mirar lo microcósmico y sólo busco sentidos en lo inmediato, o pego un salto y la memoria me lleva al pikcup de un guerrillero que me diría ahora si le soltara este rollo:

-¿Qué hacer? Dijo Lenin.

Todo se activa cuando se acumulan las contradicciones, así que pronto me iré a ver a la caminanta coja y al viajero sedentario a Santander, después de dieciocho años intentando presentarlos reposan en la misma ciudad. Estaba preparando el curso que daré en La Vorágine, (debería escribir algo titulado "De Blufields a Santander", después de recordar con Paco, a la vuelta). El curso irá de las cosas y las casas, preparándolo me he encontrado esto, todo seguido:

“las casitas de Techo son bonitas y todo, pero no es
algo que venga de la alcaldía”

Evelyn, de la comunidad Santa Lucía. El Salvador

Cuando las cimas de nuestro cielo
Se reúnan
Mi casa tendrá un techo.

Paul Eluard

La foto es del techo de nuestra casa antes, al principio, cuando entraban pajaritos.


miércoles, 4 de marzo de 2015

La poética meteorológica del valle del Ebro





 
Y ¿Cómo vamos a ser, pues, si hemos alcanzado los 270 kilómetros/hora y pasamos días sin bajar de 120? ¿Cómo no van a repetirse las expresiones “está aventado” o “no se lo lleva una volada de aire”? El miércoles fuí a comprar y, cuando volví con el viento a favor, fue el carro el que me trajo a casa corriendo, ¡casi no podemos doblar la esquina!

Entonces me acordé de Baudelaire y del soñador de espacios, el que sabe que el calor aumenta con el frío de fuera:

“Él pide anualmente al cielo tanta nieve, granizo y heladas cuantas puede contener. Necesita un invierno canadiense, un invierno ruso...con ello su nido será más cálido, más dulce, más amado...”

Cuando amainó se puso a crecer el río. ¡Nada me imagino más peligroso que ser ecologísta en la ribera del Ebro esta semana! Que el Nilo al desbordarse fertiliza lo sabemos desde la escuela, pero acordarse de eso cuando ves venir el agua cuesta. Y el agua llegaba por donde podía, cuando la pararon en la autopista manó por las alcantarillas. Y además llegaba con un estilo distinto a cada pueblo, fue entrañable el seguimiento telefónico de Torres, Miguel es hasta mejor narrador cuando le llega el agua al morro de la puerta.

-Y ahora me voy a dormir, que estoy muerto, si sube más ya flotaré o me avisarán estos. Está la cosa muy jodida pero ¡ya sabes lo bonito que es lo de ir todos a una!

(la foto no sé de quién es, la he pillado por ahí, la casa con el agua al morro sí)

jueves, 26 de febrero de 2015

+Benito del Pliego








I.

El vuelo detenido sobre el río y el lento girar de la montaña.

2.

La mirada haciendo al río fluir y a la montaña girar y del volar del ave ansiedad estancada

3.

Entonces piensa, y el agua se detiene, y la montaña se agranda, y la proa rebasa el ave, que por fin avanza.

de Indice




El gato


-La pupila que vio la sombra en la noche refleja en su galaxia el brillo de otros astros; la que atrapa un bosque desde la ventana y sueña el gorjeo de un pájaro.
No parpadea la efigie esmaltada de un gato.
¿De qué sirve ladrar a la luna? Hace falta no inmutarse para alcanzarla.
 de Fábula.
Imagenes Pedro Núñez.


domingo, 22 de febrero de 2015

+William Faulkner, sus ovejas nadadoras.







Contaba William Faulkner cuando le preguntaban que cómo empezó a escribir, que lo hizo caminando con el novelista Sherwood Anderson, su vecino. Parece que daban un paseo todos los días hasta que Faulkner empezó también una novela y desapareció durante tres semanas. Su amigo, preocupado, le preguntó si se había enfadado. Él le contó el asunto. Unos meses después Faulkner encontró en su puerta a la mujer de Anderson que le dijo:

-Sherwood se presta a decirle a su editor que publique tu novela pero con una condición, que a él no se la hagas leer.

Me acordé ayer de esa anécdota que no me extraña. Faulkner es muy absorvente, al menos conmigo, se me traga, y no sólo eso, me lleva a situaciones casi incómodas cuando, como el viernes, se me escapa una carcajada en el tren o sueño toda la noche con ovejas nadadoras.

Parece que a Jackson se le ocurrió finalmente la idea de criar ovejas en aquella ciénaga suya, en la creencia de que la lana crecía como cualquier otra cosa, y de que si las ovejas permanecían todo el tiempo en el agua, como árboles, el vellón habría de ser por fuerza más exuberante. Cuando se hubieron ahogado aproximadamente una docena, las equipó con unos cinturones salvavidas hechos de caña. Y entonces descubrió que los caimanes las estaban atrapando. Uno de sus chicos mayores (debió de tener alrededor de una docena) cayó en la cuenta de que los caimanes no se atreverían a importunar a una cabra con larga cornamenta, así que el viejo cogió las raíces y modeló unos cuernos de unos tres pies de largo y los ató sobre la testuz de sus ovejas. No las dotó a todas de cuernos, no fuera a ser que los caimanes descubrieran la estratagema. El viejo, según decía el piloto, contaba con perder anualmente una cantidad determinada de ovejas, pero de aquel modo lograba mantener bastante baja la tasa de mortalidad. Pronto descubrieron que las ovejas empezaban a gustar del agua, que nadaban de un lado a otro por los alrededores, y al cabo de unos seis meses constataron que no salían del agua para nada. Cuando llegó el momento de la esquila, el viejo tuvo que pedir prestada una motora a fin de perseguirlas y atraparlas, y cuando al fin pescaron una y la sacaron del agua vieron que no tenía patas. Se le habían atrofiado y habían desaparecido por completo. Y lo mismo sucedía con todas y cada una de las que conseguían atrapar. No sólo se les habían esfumado las patas, sino que en la parte del cuerpo que había estado tenían escamas en lugar de lana, y la cola se les había ensanchado y aplanado hasta adoptar una forma parecida a la de los castores. Al cabo de otros seis meses, los Jackson no lograban ponerles la mano encima ni con ayuda de la motora. De su observación de los peces, las ovejas habían aprendido a bucear. Y al año Jackson las veía únicamente cuando de tanto en tanto asomaban el hocico para tomar un buche de aire. Pronto pasaron los días sin que el agua se viera rota por un morro. En ocasiones sacaban algunas ovejas con ayuda de un anzuelo con cebo de maíz, pero sin rastro de lana en todo el cuerpo. El viejo Jackson-según contaba el piloto-empezó a sentirse como desalentado. Todo su capital nadando de un lado para otro bajo el agua...”




viernes, 20 de febrero de 2015

Albertico



Acabábamos de decidir, después de tres años esperándolo, qué queríamos que nos pintara en la fachada.¡Ranas comiendo mosquitos! Ese día lo bajamos,quería dormir en el muerto. Tiene encanto dormir en el muerto, que vengan Carmencita o Justo a arrebujarte antes de irse y te dejen soñando a la orilla de la playa. Yo también me bajo a dormir al muerto algunos días, aunque se madruga mucho, enseguida llegan los pescadores.Le habíamos encargado pescado a Alberto para hacerlo uno de esos días a la brasa. ¡Teníamos que celebrar la suerte de que Alberto Acinas nos pintara la fachada y Albereto nos cantara por las noches! Eso fue un lunes.

El domingo me dolieron las muelas, de paso que iba a la farmacia pasé la tarde en la playa con ellos. Justo hace paella los domingos por la noche, para quién se quiera quedar o lo necesite. ¡Eso es una cena buñueliana! El mar estaba loco perdido aquella tarde, nosotros dos nos pusimos a hacer planes. Íbamos a ser casi vecinos en México. Yo quería escribir tres crónicas, ya las tenía localizadas, una en Polochic, otra en el Bajo Lempa y otra donde dijeran las chavalas en Nicaragua, Alberto quería acompañarme para ilustrar esas crónicas con sus pinturas. ¡Estaba más claro que el agua! Tanto que nos pusimos a hablar de otra cosa, de Bruno Shulz, que lo tenía loco esos días y a mí siempre.

De eso hizo esta semana sólo seis meses. Desde entonces apenas he frecuentado los días de antes. Ni la música. Vuelvo pues por donde la dejé.




jueves, 19 de febrero de 2015

Dónde puede ser visto. Qué lugares frecuenta



 Christo Dagorov


Dónde puede ser visto.
Qué lugares frecuenta



Transcurres en todo lo que queda innombrado.
Sucedes en la arena que a la mano del tiempo se escapa.

Ocurre tu sexo mientras nadie lo mira,
florece y se licencia
en un triste salón
y nadie va a verle.

Tienes lugar en los ojos de tu madre,
en la boca de amigos, sastres y tenderos,
en el silencio de los contables,
en todas las palabras, comidas y siniestros
a los que renunció tu memoria.

Pero aconteces como nunca en las aceras
cuando libre de vigilias irrumpe
tu sola forma oceánica.


Tu sola forma oceánica,
los modos del mercurio.

Eres un exilio, un empeño en mil direcciones,
la fuerza del viento y su mal maridaje.
Parece que tus ramas brotaran alianzas,
que todo fueran signos de un íntimo
alzamiento.            Y caen
las hojas, y no hay estruendo,
sinfonía ni conclusión.


Aunque exactamente hermoso, un instante.


Nunca sabrás el rostro que llevas cuando nadie te mira.
Es un pez del abismo, es un cuento hecho carne,
lo que dicen los dioses cuando está amaneciendo,
lo que piensa un atlante cuando ve que le acechan.
Don del errante, gran dignidad y un lecho para la dulzura.

Pero tú nunca sabrás de ti en tesoro.


Los días cabalgan en los días,
porta un recuerdo de sí todo lo que se rompe,
la ciencia del collar rige a los mortales.

Pero tú nunca, unánime nunca, nunca cielo de ti.




Julieta Valero