Es mirar el rostro de Ely y darte
cuenta de que hay muchas cosas en las que pensar. Estudió publicidad
para poder destrozar mejor los estereotipos, y eso es lo que les
enseña a sus alumnos. Ayer iniciaba una campaña feminista y
antirracista y nos invitó a Mar y a mí al debate en Cholula. Mar es
abogada y lo que más veces dice al día es “derechos humanos”.
Los chavos nos achicharraron a
preguntas, casi todas buenas. “Cómo no me va a interesar combatir
los privilegios de los hombres, si somos un chingo de hermanas”
dijo una quinceañera. Buen debate, al que se fueron incorporando
todos los alumnos y todos los profesores, podría haber sido
interminable. Además, entre las profesoras, estaba exactamente el
hilo de Ariadna; la que estudia un master en Practicas Narrativas en La
Universidad Indígena Campesina. Así que allá me voy con ellos,
unos cuantos días más a la Sierra Norte.
La jornada no pudo terminar mejor, fui a
ver “La plaza de la Soledad”, unas ochocientas personas en el
teatro y una ovación cerrada cuando terminó el documental. Muchos
más aplausos en el coloquio con las protagonistas. Conocí a la
directora, Maya Goded, cuando vivía en Puerta de Toledo. El 2001 fue
para mí un año latinoamericano en Madrid. Entonces ya había hecho
unas fotografía maravillosas. Creo que es tan buena la película que
todo el mundo la va a ver. Pocas cosas tan satisfactorias como los resultados de esos trabajos constantes y lentos.
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