miércoles, 22 de septiembre de 2010

Afinando con Joan Margarit, bien de mañana

Después de oír la conferencia de Joan Margarit puedo explicarme mejor las palpitaciones de esta mañana: dolor como desorden. Dolor que avisa de un error. Hasta he encajado ese sueño en el que no paraba de saltar fosos. Luego me ha llamado J, la compañía de la alpargata porque es mucho más pesimista que yo.

Pesimista pero pragmático; me propone que nos vayamos de excursión el fin de semana:

-Nos tenemos que ver más porque por lo visto nos vamos a morir cualquier día.

¡Cómo no!¡otra vez a Logroño! Me voy a apuntar si viene M que es entomóloga, es la única posibilidad de descubrir algo que no conozca de Logroño y alrededores: cambiar de dimensión.

Siempre quise conocer a un entomólogo ¡entomólogo sólo era una palabra que sonaba bien! Convivir con M (su pasión es la procesionaria y sabe explicarlo) ha colmado mis expectativas.

Voy a empezar a poner iniciales para no mencionar a nadie, pero abundan las Jotas, hay varias Tes, muchas Íes y más de una B. Puedo ponerles J(1) o B2. Y eso que últimamente nadie se queja porque lo nombre, más bien me leen los días siguientes a las visitas para ver qué digo de ellos. Terminaran como en Ayutuxtepeque, haciendo y diciendo cosas para salir en la novela. Tenemos un cacao impresionante con el sentido de la intimidad: hay quién dice preferir que se omita que se comió un chupa chups a las cinco y cuarto porque eso forma parte de su intimidad.

La anterior digresión es fruto del desorden. La escritura como espejo. Escribir por la mañana como si te estuvieras haciendo un moño y descubrieras unas espeluznantes orejas y las intentaras disimular.

Pero no hay nada que calme más que la voz de otro ser humano, así que me he dedicado a mis tareas mecánicas mientras oía una conferencia de Joan Margarit de la que he anotado:

-El poema como una caja negra, caja de la que se sale transformado, aunque sin saber qué ha ocurrido dentro exactamente.

-Tú tienes un instrumento que nadie puede tocar como tú, la memoria de tu propia vida, pero es como con cualquier instrumento, hay que practicar, hay que tenerlo afinado.

-Lea usted a aquel que parte de premisas absolutamente distintas a las suyas.

-No encuentro ninguna diferencia entre lo que busco cuando leo y lo que busco cuando escribo

-Una casa no debe ser ni suntuosa, ni original, ni hecha en vano

El cuadro es de Vasily Kandinsky