martes, 1 de mayo de 2007

Punta Umbría I


Cuando vuelvo de Punta Umbría todo me parece nuevo, ¡ha pasado tanto tiempo desde hace tres días!, ¡es tan extraño recuperar la mirada! (solo conozco un método para recuperar la mirada, batirla con la de los otros)

Siempre hay un minuto de gracia en Edita que logra resumir lo esencial, quien mejor formuló este año lo que nos ocurre fue Rodolfo Franco, que no se acordaba de la autoría de la cita:

“Mucho yo, mucho yo, mucho yo, ¿y después qué?; una puta mierda”.

Para Rodolfo Franco el premio a la capacidad de síntesis del 2007.

Cuando está tan claro que pensamos lo mismo ¿no será que no estamos pensando?

El premio “a la provocación necesaria” este año es para Nacho Fernández y Gonzalo Escarpa. Al primero por el vaticinio de un futuro (quizá espléndido) en su ponencia titulada “La muerte del libro”. Por su valentía para explicarnos tan pronto y con paciencia que muerte y extinción no serán en este caso lo mismo, como no son lo mismo papel y literatura. A Gonzalo siempre tendremos que agradecerle que nos recuerde qué es la poesía, aunque para eso tenga que calcinar en tan pocos minutos a la mayoría de los "poetas" presentes. Cuando no se puede mejorar el silencio lo mejor es callarse, nos dijo, más o menos, a gritos, con un soplete en la lengua y muchas chispas alrededor, deslumbrantes, claro.


-El único premio realmente importante se nos concede pocas veces, este último es para mi, que he tenido un encuentro poético, y para Benito del Pliego, con quién me repartí el pomo de una puerta, y para Enrique Mercado, que ve.

Benito, en el escenario previamente purificado por Gonzalo, dijo:

“Inútil evitarse. No hay nada bajo el cielo, ni sobre el cielo tampoco; nada que no haya yo trazado.

No digo que lo contenga todo, ni que pueda hacer surgir de la nada las cosas con el célebre “abracadabra!”. Soy lo que tienes frente a ti. No como el cristal que se interpone entre tu vista y la calle; como el barro que transforma la mano que lo estrangula; ¿lo entiendes?. Te pienso, y a través de ti, yo mismo resulto comprensible”.


La imagen es de José Carlos Beltrán y se titula código de suerte.