miércoles, 30 de enero de 2013

Chats con T




Els García



Esta gripe parecía destinada para hacer un puding conmigo. Cuando no era la fiebre eran los sueños, por lo menos tres veces he saltado la tapia del patio de la escuela. Y, cuando no soñaba ni me pitaban los oídos, era la relectura de Rosaura a las 10, va la tercera o la cuarta y siempre me sobresalta ese relato perspectivista sobre la mezquindad que consiguió Denevi. 

Aún me queda gripe y libro para un rato. 

-Pero ya conoces.

Se ríe mi padre. Ya conozco y hasta chateo, y tengo ganas de cortar y pegar tal cual un trozo de esta mañana, aunque bueno, ya puestos haremos algo por la ortografía y el estilo. Pero poco.

-El psiquiatra también tenía personalidad múltiple, ¡y llegaban ellos dos! Me imagino abarrotada la consulta. El psiquiatra en realidad quería ser escritor, les pasa un poco a todos, pero ¡es que a los psiquiatras no los analiza nadie!¡nadie le entra a ese temazo!
-Te acuerdas de Gog, cuando le regala a Freud una escultura de Edipo para su cumpleaños y el otro conmovido le confiesa que quería ser escritor de ficción pero empezaron a tomarlo en serio.
-Personajazo Gog.
-¿Habrá que releerlo? ¡Si salgo viva de Rosaura a las 10! Que es demoledora. Bueno venga, lo de la pareja y el psiquiatra.
- Que después de darle muchas vueltas consiguió ofrecerles una solución, podrían quedar, verse, pero a escondidas de sí mismos. En fin, un temazo maja. Hablando de temazos ¿le has contado a Ana la historia de Inés? Esa historia es para Ana.
-Cuál.
-Pues la del tipo al que le trasplantan los tatuajes de otro desordenados, eso pasó para que lo cuente la Morgana.
-Vale, ahora le escribo.

De las crisis y de las gripes hay que salir reforzado y hasta con una etiqueta más. Por muchas tentaciones de Suicide-Machine que lleguen a tus terminales.

La imagen me la ha regalado la niña Amanda esta mañana.

jueves, 24 de enero de 2013

Oscura, silente madriguera





Walker Evans


Convertirse en un estado anímico

sólo puede servir para delimitar la parte de ti que se ha quedado fuera.


Piojoso, piojoso, piojoso.

Cuando choca las uñas de los dedos gordos y dice tres veces piojoso está curando, ese es su conjuro contra la neurosis, cura a la manera de los boticarios de Cunqueiro. A estas alturas no hace falta que nos cuente aquella historia de dos que estaban riñendo cuando uno se cayó al río.

-Y ¡qué gana le tendría al otro el que se ahogaba que no se acordó de nadar! eso sí, tuvo tiempo para sacar los dedos muchas veces y frotar las uñas para repetirle piojoso.

Mama gata tiene esa manía de curarnos repitiendo tres veces la misma palabra. Anda, anda, anda, suele ser también infalible.

Lobotomía

Estaba pensando en la cama que me tengo que copiar aquí entero Lobotomía.

Cuando le preguntaba mi hermana a mi abuela que a cual de las dos nos quería más siempre contestaba que a mí, porque me había querido más años.  De todos los poemas que escribieron los amigos y conocidos quiero más  los de Lobotomía, porque vi como llegaban a mitad de comida o a altas horas, por los bares, durante muchísimos años.

Además, cada vez que muestro las orejas en los mundos de los literatos recurro luego, para purificarme, a lo de la biznaga o a este poema:

Lobo Preterido

Cansóse de rivalizar con peores,
de escuchar fallos injustos.
Después, palmeándole en el lomo,
siempre alguno trataba de consolarle:
“A la larga te impondrás,
el lobuno talento te habita”.
Acudió al tópico:
“Lobo solitario bien se lame”
y hoy habita-orgulloso, preterido,
soberbio y cínico-
oscura, silente madriguera.

Javier Barreiro

sábado, 19 de enero de 2013

El placer de abrir las orejas y una historia sencilla






que me ha contado muchas veces René. Le encanta repetirla y a mí  que me la repita. Cuando cuenta lo de los chicos raperos o nos habla de elefantes es cuando más gesticula.

-Entonces me volvía loco. ¡Cómo aquella chiquillería en un poblado sin ninguna comunicación podía tocar así! Eran buenísimos. De dónde habían sacado las influencias. Aquello no podía ser sólo intuición. Así que los espié. ¿Y qué era mmm? ¡me lo vas a decir tú!

-El ordenador de la monja.

-Exactamente, ¡sólo con un ordenador conectado, el de la monjita! Por la noche y un rato después de la comida, cuando ella se iba a dormir,  ¡se habían convertido en una de los mejores grupos de rap que he oído en mi vida! Allí seguiremos: con las radios, con el trabajo y con la vaina, ni modo.

Javier Losilla me ha recordado hoy a los Staff Benda Bilili y su historia, que se parece. Todo me ha puesto de muy buen humor. Sobre todo las coincidencias. Qué gusto que amigos que no se conocen estén mirando al mismo sitio y vean.


viernes, 18 de enero de 2013

Diálogo.

Valie Export


"Formulaciones que me obsesionan" podría titularse otra etiqueta:

-¿Te duele?
-Si no me lo toco no.

jueves, 17 de enero de 2013

De lo cotidiano: la modulación invisible y la casi palpable están entre la intangible y la casi visible.




1

Y Miss Amelia seguía haciendo lo peor que podía hacer; es decir, que tomaba varios caminos a la vez. 

2

Debería abrir una etiqueta nueva, utilizar las etiquetas. Voy a empezar a rescatar “Chats con Tatiana”  esos fragmentazos espontáneos.

-bien, pero pienso continuamente en los platos congelados que metes al microondas y salen hirviendo por un lado y siguen helados por el otro.

3

Anduve buscando caracoles. ¡Han prohibido coger caracoles! Alguien me lo dijo el lunes. Averiguan que me gusta hacer y lo prohíben, por inocente que sea. 

Necesitaba transgredir y salí a buscarlos por el barranco del barroco, por allí sabía que iba a encontrarme las sabias revelaciones del caracol sonoro, al caracol de luz y al caracol nocturno en un rectángulo de agua.

4

También he vuelto a jugar al ajedrez contra nadie, para tener sólo sueños geométricos

domingo, 13 de enero de 2013

La traza: la baba del caracol


Eugenia Balcells

...¿dónde dejamos al erizo?¿Y al ermitaño?¿...y al ermitaño aún?
-¡Qué difícil es despegarse de las metáforas fuertes!
O bien, la baba del caracol: la traza brillante, sendas luminosas dejadas por un ser pequeño, insignificante. Trazas de luz sobre la piel. Superficie estriada, no surcos, no hendiduras, no heridas, sino trazas, vías, accesos para el acontecer.

El caracol es uno, también, con su concha; crece con ella, al mismo tiempo, al mismo ritmo, La construye al tiempo que se construye a sí mismo. Y se refugia en ella, se refugia en sí mismo en tiempos de sequía, para preservarse, para preservar la humedad que necesita para seguir vivo hasta que las condiciones sean las adecuadas.

Nosotros decimos que su concha es la representación natural del número áureo y utilizamos su opérculo, la sustancia con que sella su concha, en la fabricación de incienso porque despide un olor agradable al quemarse. Así muchos también utilizan los poemas; les gusta el olor que desprenden, así que los utilizan y, así, los destruyen. También hacen con ellos ediciones lujosas porque, según de dice, la espiral logarítmica de su concha y el número áureo que representa es algo importante.

Pero el caracol no se siente importante. No lo es. Él es el otro que respira bajo las hojas de acanto. El pulmón del caracol ocupa la mayor parte de su concha; un pulmón enorme para un ser diminuto. Así, el que nos hace respirar entre todos. Aquella respiración es el otro, el que dicta, el que exhala. El otro que somos todos bajo las hojas de acanto. El saber no sabido por el mí, sólo adivinado, y en la traza, reconocido.

Si el poema fuese otra cosa, si fuese la dicción elaborada y pretenciosa de un mí cualquiera que se pro-pone, no lo escucharíamos, o quedaríamos insatisfechos después de oírlo. Voces erráticas hay que pueblan el aire.

Sí, bien pensado, prefiero olvidarme de lo dicho hasta aquí. Dejar al gato acompasando a una presa imaginaria, y al ermitaño en su lucha por conseguir una concha vacía antes de que la ocupe otro.
Recoger al erizo, desvalido e hiriente, en medio de la calzada y dejarle a salvo, en el campo. Luego buscar alguna umbría y, allí, poner la mano, extenderla, los dedos haciendo puente para los caracoles.

Más pequeño que el erizo, inadvertido, sin pretensiones, el caracol pasa sin defenderse. Transita. En la mano, apenas sentimos una ligera humedad que luego cristaliza.

 Chantal Maillard
En la traza. Pequeña zoología Poemática

sábado, 12 de enero de 2013

Me dice Tatiana esta mañana, con palabras de Char.


Steven D. Foster


Ce n'est pas simple de rester hissée sur la vague du courage quand on suit du regard quelque oiseau volant au déclin du jour.


viernes, 11 de enero de 2013

El verbo mira nos tiene "entodaos" diz la del nombre ruso.






Cada estación está siendo tomada por un poeta. En verano se expandió por todos los confines, de los físicos a los subconscientes, Caeiro. ¡VIVA CAEIRO! Pone en la nevera. Las navidades fueron para René Char.

No se trata de insistir, todos nos sabemos reactivos, rebosan nuestros ebooks de sublimes promesas, que bastante nos atoran y acusan de indiferentes, como para que ahora los amigos también nos frían.

La estrategia es dejar los libros por ahí, rulando, por las mesas, con la confianza plena de que se activaran. Mencionar una frase, intentar trufarla y ya estuvo suave de presión

-He estado leyendo a Vallejo mientras íbais a buscar a Amanda y ¡no ha pasado un minuto desde que escribió esto! ¡Mira!¡Mira!

Dice Tatiana, que se ha salido esta vez del guión, quizá porque Char es “su poeta”

-Mientras os tronchabáis de risa  con santiago de compostera  he leído un poema de René Char, mira:

EL ORDEN LEGÍTIMO
A VECES ES INHUMANO

A quienes comparten sus recuerdos
La soledad los recobra, enseguida impone silencio.
La hierba que los roza brota de su fidelidad

¿Qué estabas diciendo? Me hablabas de un amor tan lejano
Que se junta con tu infancia
¡Cuántas estratagemas emplea la memoria!

Dice la otra, y dejamos que nos den,  el sol  y el poema, un rato.

-Ven Amandurrís, que mientras recuperas la respiración con los vahos made in molino te leo el poema de las claras.

Suena por la mañana en la mesa de la portá.

Y por la noche estoy delante de la chimenea en un cónclave único, suculento: Amanda, Inés, Blanca y Tatiana. Tatiana oficia, está proponiendo traducciones para un poema de Char. Y entonces empezamos a recordar las cosas sueltas que nos dijimos cuando no estábamos. Y a tejer a gentes sueltas de las que cada una guarda un cabo.

Los chicos, René y Luis, discretos pero contundentes, llegan con la cena.

-Martítaaaaaa, deja de mirarte las manos y escribe joder, diz la  Blanch. Y pasamos a otro tema.



-

miércoles, 9 de enero de 2013

etc, etc, etc





-Después de seis meses preparando el cumpleaños, él cumplía cincuenta, después de más de quince años juntos independientemente del país en el que cada uno de los dos viviera, aquello, inexplicable. La independencia de un brazo cargado de tarta que con velas encendidas y todo se va contra la cara del festejado. Una sinsustanciadez que no viene al caso. Las caras de cien personas organizadas en fila, que no entienden nada. Las gafas del ínclito, chorreando chocolate en la cocina y preguntándole a T: ¿Pero yo qué le he hecho? Los cercanos, que se ponen a hacer el payaso y a embadurnarse  para que parezca una broma, yo, incapaz de entender absolutamente nada, siguiendo la broma hasta el paroxismo y diciendo, por decir, que todavía quedaban cinco tartas más, por no tirarme por el barranco. Y el brazo, me miraba el brazo y su independencia me daba terror. Supongo que algo así sentiste al utilizar la palabra contraria a la que necesitabas, ¡y para más INRI no poder dejar de repetirla! Lo siento. Al menos tu momento de desbarranque fue íntimo.

Y así, despacito, unas historias se van explicando con otras. La niña Blanch me acompaña con la de la tarta y Tati me cuenta otra gruesa que va de blues. Concluimos que no son sólo meteduras de pata, descomunales despropósitos, son ataques de pánico. Estamos de acuerdo en que hay algo más en esa necesidad de salir corriendo, coger aire, y entonces volver. Corriendo.

lunes, 7 de enero de 2013

De años y preguntas.

Gary Barwin

Sin embargo, nadie podrá negar que estamos en 1927 y que las condiciones acústicas, externas e internas, de la vida, difieren de aquellas que hace un cuarto de siglo, en que se produjo Chantecler. ¿Habrá aumentado, acaso, el ruido, desde 1905 a esta parte?¿Habrá disminuido?¿Habrá más ruido en el universo o menos que hace veinte años? Pero, he aquí que me parece haber preguntado mucho ¡Casi le he dado al señor Einstein en las orejas con tamaña interrogación, que, sin darme exacta cuenta, me ha salido tan grande! No. Lo que yo quería saber es solamente si la vida se hace, con el tiempo, más ruidosa o más silenciosa. Los materialistas responderán que la vida marcha hacia el silencio, los espiritualistas, hacia la apoteosis del Verbo inmortal y los del centro sostendrán que el sonido existe en una cantidad constante en el universo y que lo que cambia es la proporción en que éste se mezcla o alterna con el silencio, según el tiempo y el espacio.

 Cesar Vallejo