domingo, 29 de enero de 2012

Inútil derramamiento de líneas en desigual batalla



Anoche Chejov mató a mi ebook. Estábamos a punto de irnos a la cama los tres y se tiró sobre él con todos sus cuentos, casi un kilo. Aterrizó de canto sobre mil y pico documentos, ciento cincuenta gramos, un par de megas. A la pantalla le apareció un triángulo, como una tripa por la que se desangraba en un millón de nerviosas rayas de colores que intentaban unirse sin conseguirlo. El libro ni se inmutó.

Son brutos estos rusos.

Imagen Alfredo Jaar