martes, 18 de noviembre de 2014

¿Y el gris qué?



 
 José María Sicilia.

Cuando digo que necesito estar sola miento, lo que hago es irme a Rusia con un francés, Emmanuel Carrère, durante cuatrocientas páginas, envolverme en la manta del sofá y salir zumbando, con un Sputnik de verdad, no como aquel que regalaban los de Nesquik.

-Para mí eres incomprensible, ¡ahora esta manía contra las novelas! aunque también te entiendo, mucha paja en la mayoría y demasiados parecidos entre ellas.

Me decía mi madre, que era lectora de novelas y hacía comentarios tan atrevidos que Nacho la anduvo taloneando para crítica de Literaturas.com. 

Hoy hace tres meses que no le puedo hacer de viva voz las preguntas, aunque sé  lo que me contestaría:

-Blanco, blanco, blanco y negro, negro, negro.

Siempre volvías con muchas más dudas de las que habías llevado. Y con una gran tarea, no ningunear el gris.