domingo, 20 de enero de 2008

Violencia y Ternura.















La tribu de la violencia y la ternura es esta, ¡cualquiera la retrata! Ya me decía Claudia: este fin de semana te vas a poner las botas de grabar porque trabajas con Joaquín. Así ha sido.






Las perlas de Joaquín


-Oye tú moro de mierda-le dice a Abdelbaqui- ¿no dices que vas a venir a matar el ternasco a mi casa? Anda tontolaba, vete al Carrefur y compralo muerto, si tu padre no se va a enterar, ya te acompañaré.

-Mira con la gente pasa como con los terneros, que los que salen más flojos los tienes que suspender de curso y ponerlos con los hermanos pequeños, porque los otros no paran de embestirles y de joderlos hasta que se los cargan.

-Vengo loco de la cafetería. He estado hablando con un rumano y me ha dicho con toda la naturalidad del mundo que les pegan a sus mujeres, como costumbre. ¡Orgulloso! ¡Serán hijos de puta! No hay como pesar ciento veinte kilos y parecer bruto, si supieras las barbaridades que me cuentan en cuanto les doy cordel. ¡Tambien hay buena gente, mucha buena gente entre los rumanos! que yo hablo con muchos.

-Fátima mecagoendios, al chico lo tienes que educar, porque tu vas rendida y no cuesta una mierda cocer un puñao de verdura. ¡Serán cabrones no hacer nada en casa!

Y Fátima lo entiende todo aunque no entienda ni una plabra: ha aprendido a decir cabrón y lo dice continuamente.

-Mi marido cabrón quiere beber agua Fontvella.

Dice, y no tiene ni idea de qué significa

-Marta, joder, explícaselo, que no para de decirle cabrón al marido y no sabe lo que dice, aunque será verdad que es un cabrón

-Fátima ¿en qué trabaja tu marido?

-El cabrón reparte patatas.

Dice Fátima sin alterar el gesto. Después se pegan un rato buscando una lata de garbanzos, porque lo que ella sabe decir es judia y no la llevamos hasta los garbanzos Joaquín y yo repitiendo redondo y amarillo. Luego, como siempre, Fátima me pide las llaves de la ducha porque a las nueve le toca rezar, aunque tiene dudas sobre si es correcto rezar llevando la ropa sucia, y está bastante preocupada por eso.

Nunca he visto a nadie enfadado con Joaquín, ni siquiera al árabe serio que ha entrado a pagar a última hora y que claro, también era su amigo. Le ha dicho:

-Co, qué llevas en la frente, ¿esa rozadura es de hablar tanto con la toalla?

La verdad es que el árabe sí estaba enfadado, pero porque trabaja en un restaurante y hace mucho que este criador de reses no pasa a verlo.

Ah, Claudia tiene un amigo guardia civil y un día, estas navidades, le pregunté a Joaquín.

-¿Sabes dónde esta Claudia?

Y me contestó.

-Quiere aprender a tocar el tricornio.

Sonia, otra chica especial de la ribera decía esta mañana.

-No lo puedo entender, estas esperando que venga el relevo, que crees que no aguantas cinco minutos más y luego empiezas conversación y te quedas un par de horas. ¡Nos pasa a todos eh! ¡Que este verano hemos estado hasta cinco gasolineras comiendo pipas sentadas en la acera casi dos turnos! Déjame la cámara que he pensado unas cuantas preguntas que quiero hacerle a Nadia, y mientras te lees los periódicos. Te voy a dar una sorpresa. Anda que no vivimos bien, sobre todo con esta niebla, que tienes razón, es igual que si nos hubieramos caído en un vaso de leche. Porque estamos acostumbrados a esto, ¡pero mira que es raro!